El narcotráfico puede aprovechar la crisis financiera para lavar su dinero a través de instituciones bancarias con problemas de liquidez, pero a mediano plazo los controles estatales en este sector podrían dificultar el ingreso de dinero sucio, según analistas.
Fue Antonio Costa, director general de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), quien dio la voz de alarma al advertir recientemente que la escasez de créditos y capital ha generado que sea «relativamente fácil» para los narcotraficantes ingresar al sistema financiero.
A eso se suma, según varios analistas, que el narcotráfico por su misma naturaleza se escapa de la crisis que sí toca a las actividades legales.
El narcotráfico «no ha sufrido los impactos de otras actividades legales. Por el contrario el sistema financiero en determinados países podría haber encontrado en él una boya, peligrosa, con dinamita pero de salvación al fin, para mantener ingresos así éstos no sean limpios».
Quien afirma esto es Ricardo Soberón, un especialista peruano en temas de narcotráfico.
«Según la UNOCD, el narcotráfico moviliza anualmente 300.000 millones de dólares en todo el mundo mientras que en la última década la comunidad global ha gastado 40.000 millones en tratar de enfrentarlo. Esa es la magnitud del problema», dice a la AFP.
«El narcotráfico ha aprovechado un sistema financiero dúctil aún cuando países como Suiza, Luxemburgo, Lichstenstein, las islas Cayman o Panamá han acordado ponerse un poco más rígidos en el intercambio de información. Pero todavía no hay una fiscalización adecuada», añade Soberón.
Consultado por la posibilidad de que ciertos bancos en Estados Unidos busquen salvarse con dinero de actividades ilegales, señala que «los riesgos y la tentación van a darse a todos los niveles, desde el cliente hasta el más alto gerente de una empresa bancaria».
«Puede ser que ocurran casos (de que se cuele dinero sucio en bancos) pero por el otro lado los controles van a ser extremos, precisamente porque se está confiando en el gato para que maneje la despensa», añade.
«Para mí, el narcotráfico va a penetrar el sistema bancario como el aceite en el motor de un carro», concluye.
En Bogotá un oficial de la embajada de Estados Unidos dijo a la AFP que según sus informaciones «en ningún caso se puede decir que la crisis haya impactado al negocio» del narcotráfico, y más bien se podría decir que la crisis abre «una tierra de oportunidades» para los narcos que buscan blanquear sus ingresos.
Esto porque «hay más negocios en dificultad que busquen liquidez para sobrevivir y puede que sean menos selectivos con sus inversores».
«La otra cara de la moneda es que también va a haber mas regulación que puede dificultar el blanqueo», dice este oficial bajo condición de anonimato.
El economista Hugo Cabieses, experto en narcotráfico, dijo en Lima que «el narcotráfico tendría que poner las barbas en remojo porque en los últimos 25 o 30 años ha habido un relajamiento casi total de los mecanismos de regulación, y la crisis fue la espoleta que hizo explotar el sistema, que rompió la burbuja».
«Con la crisis lo que está sucediendo es que las economías más grandes colocan un conjunto de mecanismos de regulación que haría que el narcotráfico se perjudique», dice a la AFP.
Según un reporte de 2008 del Departamento de Estado, citado por el investigador argentino Juan Gabriel Tokatlian, al año se lavan activos de distintos negocios ilegales (narcotráfico, pero también armas, contrabando o piratería) por 2,1 a 3,6 billones de dólares. Frente a esa cifra, los casi 400 millones de dólares de confiscación de activos es ínfima.
Cabieses considera que el narcotráfico mueve al año un billón de dólares, tres veces más de los 300.000 millones de dólares anuales que calcula la ONU.
«En términos de economía mundial es 0,5 o 1%, que no parece demasiado. Lo que pasa es que este movimiento de capitales compra conciencias, compra gobiernos, Estados, sistemas financieros y sectores productivos completos», concluye.
La crisis erosiona los ingresos en los países desarrollados sin alterar su consumo de drogas aunque a veces disminuye la calidad de lo que se compra, mientras los narcos miran los mercados emergentes, incluyendo América Latina, donde la crisis no ha pegado tan fuerte.
Analistas consultados por la AFP señalan que el consumo de drogas no se vio afectado por la crisis pero en cambio observan algunas tendencias que se han visto en los últimos años.
Ernesto Justiniano, ex zar de la droga boliviano, dice que «no creo que vaya a bajar el consumo porque el adicto simplemente necesita y consume. Lo que puede bajar es la calidad de la cocaína que consume: si está cristalizada, con pureza de 100%, se reduce a 90 u 80%. Es como si uno no pudiera beber un whisky que vale 50 dólares, entonces se toma uno de 10».
Para el investigador independiente peruano Ricardo Soberón, «hay un cambio en (el consumo de) cocaína en Estados Unidos, donde se pasó de 6,5 a 3,8 millones de consumidores», pero aclara que no es por la crisis -que no genera cambios en el consumo- sino por las campañas de prevención en ese país.
«Allí los jóvenes han pasado a otro formato, los sintéticos, las anfetaminas. El consumo se ha desplazado a países como España o Inglaterra. Europa ahí tiene un punto central en el tema y por eso América Latina le dice «haz algo más que darnos centavitos»».
Soberón también alerta sobre el crecimiento del consumo en Sudamérica. «El triángulo Sao Paulo-Rio de Janeiro-Buenos Aires es un centro cada vez más grande de acopio. Hay cambios en los patrones que ameritan que seamos más proactivos para encontrar soluciones».
En este último punto coincide el experto peruano Hugo Cabieses.
«El consumo (a nivel mundial) no va a crecer a los ritmos en que ha crecido en los últimos 10 años, sino que se a va a estabilizar y se va a trasladar a los países menos desarrollados», dice.
En Brasil «hay un crecimiento importante del consumo, acompañado con el aumento de los niveles de ingreso de sectores medios. También en México, Chile, Argentina e igualmente en Africa. Nos olvidamos que Nigeria tiene 100 millones de habitantes, Sudáfrica es una potencia industrial económica e industrial», dice Cabieses.
Para Justiniano, que es acérrimo crítico de la política antidrogas del presidente Evo Morales, Bolivia «está produciendo tanta cocaína que no tiene cómo exportarla toda». Y dice que el 80% de la coca que sale se va a Brasil.
Justiniano considera que a final de 2009, Bolivia tendrá una producción de 150 toneladas de cocaína. En Perú se calculan 290 toneladas y en Colombia, 600.