El futuro del planeta Tierra preocupa, y mucho, a artistas de todo el mundo, como Leonardo di Caprio, que aprovecha la promoción europea de «Los infiltrados», la película de Martin Scorsese recién estrenada en Francia, para hablar de su militancia a favor del medio ambiente.
El actor norteamericano, protagonista de «Titanic», que creó una fundación ecologista en 1998 y acaba de producir un documental («11th Hour») sobre esta causa, forma parte de una larga lista de artistas comprometidos con su tiempo.
Su compatriota Al Gore protagonizó uno de los momentos estelares del pasado Festival de Cannes al presentar «Una verdad que molesta», un documental espartano e inquietante sobre los peligros que acechan al planeta.
Desde entonces, Al Gore, que como vicepresidente de Bill Clinton había demostrado gran olfato impulsando Internet antes que nadie, da la vuelta al mundo como hombre de cine predicando sobre el calentamiento del planeta y otros daños colaterales de la civilización.
«Una verdad que molesta» ha devuelto el tema a la palestra en Francia, donde se acerca al medio millón de espectadores en las ocho semanas que lleva en cartelera.
Los proyectos ciudadanos abundan y transcurren por derroteros muy diversos. Pedro Almodóvar, por ejemplo, que se distinguió con su oposición frontal a la guerra de Irak y al presidente del Gobierno español José María Aznar, está preparando un cortometraje ecologista con Madonna.
El director francés Luc Besson, que estrena ahora la película de animación «Arthur y los minimoys», también se apunta en público a la lucha a favor de la protección del medio ambiente, que un popular animador de televisión, Nicolas Hulot, ha logrado plantar como tema crucial de las presidenciales francesas de 2007, secundado también por un nutrido grupo de artistas.
Juan Diego Botto, Iciar Bollaín, Pilar Bardem, Cayetana Guillén Cuervo… y así hasta veinte actores han lanzado esta misma semana el álbum «Un rayo de luz» en el que cantan en beneficio de sus colegas de más edad en España.