El objetivo de un barril de petróleo a 75 dólares, apuntado el pasado junio por el rey saudita, Abdalá, parece demasiado elevado para una demanda aún débil, según expertos reunidos ayer por el gabinete londinense CGES.
El rey de Arabia Saudita, primer productor mundial de crudo, dijo en junio que el precio deseable era 75 dólares el barril, poco antes de que éste se disparara un mes después a un nivel récord de 147,50 dólares.
Desde entonces, la caída de la demanda debida a la crisis económica mundial hizo derrumbarse el precio del barril hasta los 32,40 dólares en diciembre, y este martes se cotizaba a 53 dólares.
«Los países productores piensan que 75 dólares es un precio justo, e incluso que 100 dólares sería aún más justo, pero los consumidores, ante esos precios, lo que se plantean es reducir su dependencia del oro negro», observó Ahmed Zaki Yamani, fundador del gabinete Centre for Global Energy Studies (CGES), organizador de la conferencia.
La demanda no sólo se ha resentido de los precios prohibitivos del pasado verano (boreal), sino que ahora sufre los efectos de la desaceleración económica mundial.
Un argumento que aboga en favor de un precio inferior a 75 dólares el barril es que, según los participantes de la conferencia, no hay que sobrestimar los precios de producción. Según ellos, el petróleo más caro de producir, el extraído de las arenas bituminosas de Canadá, cuesta actualmente 50 dólares el barril.
Yamani, ex ministro del Petróleo saudita, reconoció que «hay países que necesitan precios más elevados para desarrollar campos petrolíferos, como Brasil», si bien son una «excepción».
Edward Morse, director de LCM Commodities, advirtió que a largo plazo algunos países no podrán equilibrar sus finanzas públicas con un barril a 50 dólares, citando entre otros a Venezuela e Irán.
Tamer el Zayat, economista del banco saudí National Commercial Bank, consideró incluso que su país «necesita al menos 40 dólares para satisfacer su presupuesto, pero puede sobrevivir con un petróleo por debajo de los 30 dólares, si mantiene sus inversiones al menos para los cinco próximos años».
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), que representa los intereses de los países consumidores, espera una reducción de la demanda de 1,2 millones de barriles diarios en 2009, «una cifra que hemos tardado en revisar a la baja pero que no se debe subestimar», recordó el martes su secretario general adjunto Richard Jones.
«La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no tiene una verdadera influencia en los precios, quienes tendrán un impacto real, según el momento en que pongan fin a la recesión, son el presidente (estadounidense Barack) Obama y los dirigentes europeos o japoneses», añadió Yamani.