Indí­genas se capacitan en diseño de polí­ticas públicas


Unos indí­genas de Costa Rica reciben un tí­tulo de vivienda. Las universidades de ese paí­s están capacitando a los indí­genas para la organización. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Dirigentes de pueblos originarios de América Central comenzaron a asistir ayer en una universidad de Costa Rica a un curso sobre la elaboración de polí­ticas públicas «desde una cosmovisión indí­gena», con el que buscan influir en la aprobación de leyes en sus paí­ses.


Veintiséis dirigentes indí­genas del istmo acudieron a clases en la Universidad Estatal a Distancia en San José, en una capacitación de cuatro meses destinada a promover una legislación «intercultural».

Al curso, dictado en su primera fase de manera presencial y luego por internet, asisten dirigentes de pueblos originarios de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá y Costa Rica, en una iniciativa que cuenta con financiamiento de Bélgica.

«En la constitución de una democracia intercultural es deseable la revitalización de las identidades étnicas», declaró en la apertura del curso el secretario técnico del Fondo de Desarrollo de los Pueblos Indí­genas de América Latina y el Caribe, Mateo Martí­nez.

Sin embargo, los indí­genas «también tenemos que aprender de las otras identidades colectivas», aclaró Martí­nez, un hondureño de la etnia garí­funa.

«No todo lo nuestro es perfecto. No todo lo nuestro es bonito. También puede haber charlatanes entre nosotros», agregó Martí­nez, quien dijo que los indí­genas deben participar en la vida social con los demás y no «crear guetos».

Los alumnos pertenecen al Consejo Indí­gena de Centro América, región donde cerca del 20% de la población es indí­gena y gran parte de ella vive en la pobreza. Unos 600 pueblos originarios diferentes existen en América Latina, según el Fondo de Desarrollo, que tiene su sede en La Paz, Bolivia.

El curso «nos ayudará a defender los derechos de nuestros pueblos, (porque) falta mucho por hacer», declaró Norbel Gómez, dirigente de la etnia misquito de Honduras, quien jamás habí­a visitado Costa Rica.

«Esto nos permite tener conocimientos sobre la gobernación de nuestros pueblos», dijo Loida Miller, de la comunidad Ngí¶be-Buglé, de la provincia de Bocas del Toro, en el occidente de Panamá, quien tampoco conocí­a San José.

Aunque la Asamblea General de la ONU aprobó en 2007 la «Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indí­genas», estas comunidades siguen enfrentando dificultades en el acceso a los servicios y para tener autonomí­a, dijo la Universidad que imparte el curso.

Sin embargo, Martí­nez destacó algunos avances, como la participación de lí­deres indí­genas en una reforma constitucional en Guatemala y experiencias en universidades donde comparten conocimientos expertos en «ciencia occidental» y los «sabedores» o sabios de comunidades aborí­genes.

«Hay un hospital intercultural (en Temuco, sur de Chile) que revaloriza el conocimiento de la medicina indí­gena y ya aplica debate público entre la ciencia de occidente y el conocimiento de nuestro pueblo», dijo.

La Declaración de la ONU menciona derechos colectivos e individuales de los pueblos indí­genas, como derechos a sus tierras, bienes, empleo, salud, educación, así­ como a determinar libremente su condición polí­tica y su desarrollo económico.