De Carlos Mauricio Funes Cartagena no puede decirse que fue líder guerrillero y tampoco un activista social. Pero sí, que antes de ser periodista es un civil de perfil comprometido que se identificó e hizo suyo un proyecto político promovido desde las cinco fuerzas armadas guerrilleras que constituyen el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional -FMLN.
usacconsultapopular@gmail.com
El triunfo del FMLN en El Salvador, a todas voces conocido, no puede repasarse únicamente desde la perspectiva electoral o mediática, que entre otras cosas, acertó una fuerte victoria popular, victoria de quienes desde los puestos de mercado, las plazas, los almacenes, las empresas, los campos de cultivo, las universidades, también hicieron suya y que, además, defendían y estaban dispuestos a defender.
El poder real lo ocupó mucho tiempo ARENA desde el Ejecutivo, pero el escenario social y político difería mucho de esa concepción. En general, las grandes carencias y abusos a la población siguieron vigentes y más latentes que nunca.
Fueron esas demandas sociales no satisfechas las que popularizaron el proyecto presentado por el FMLN, «somos gente pobre, que siempre ha vivido con mucho menos de lo mínimo, confiamos en que la guerrilla podía alcanzar el poder luchando en el monte, pero ahora que los tiempos son otros, confiamos y apuntamos para que sea así con Mauricio», comentaba un hombre de tez morena curtida por el sol, de aspecto maduro y que vestía una playera roja con la leyenda ¿Quién dijo miedo?, afuera de un centro de votación en el municipio de Santo Tomás.
Que la inseguridad, que la crisis económica, que los bajos salarios, son conclusiones que a tientas algunos atinan a comentar, pero para el proyecto del FMLN, combatir o solucionar, no implica reaccionar. «En primer lugar nosotros identificamos la pobreza, el alto costo de la vida, la falta capacidad de compra, en segundo el desempleo y tercero la inseguridad ciudadana», dijo Nidia Diaz, ex comandante guerrillera y actual diputada al Parlacen.
El orden de prioridades es evidente, porque el FMLN comprende que una cosa está estrechamente ligada a la otra. Si existe pobreza y carencias la conflictividad social se disparará y las palabras de Díaz, no hacen más que resaltar que para erradicar para siempre esas graves deficiencias y sentar las bases del desarrollo y progreso, debe pensarse en otro modelo de Estado, ese donde las causas estructurales son la prioridad.
Por primera vez la izquierda socialista llega a ese hermano país y la forma y el fondo no es para menos. La comandante Díaz, Sánchez Cerén, Funes, los miles de excombatientes, afiliados, simpatizantes y «Amigos de Mauricio», conocen que el FMLN sigue fiel a su proyecto original, principios plasmados en el papel como estatutos legales, donde desde el 2001 se incorpora el de «la lucha de la transformación democrática con rumbo al socialismo».
En esta alianza del FMLN caben todos los progresistas y por supuesto incluye al sector empresarial comprometido con un verdadero desarrollo del país. Los prejuicios caen, los paradigmas se rompen y por qué no gritarlo ¡Crecen los resplandores de la Patria Grande!