Unión del águila y el cóndor


Un mexicano nativo (I) representando un íguila se encuentra con un nativo ecuatoriano, quien representa a un Cóndor durante un encuentro de los pueblo nativos americanos. FOTO  LA HORA:   AFP  Gonzalo Jallazi

El águila y el cóndor, que representan a las Américas del Norte y del Sur en la cosmovisión originaria, sellaron ayer en la boliviana ciudadela incaica de Tiwanaku la unidad de los pueblos indí­genas del continente en el comienzo de una reunión de guí­as espirituales de las naciones americanas.


Unos 500 chamanes, yatiris (curanderos) y amautas (sabios) abrieron su VII Encuentro Espiritual del íguila y el Cóndor de los Pueblos Indí­genas de las Américas, en medio del sorprendente sonido de pututus, un instrumento hecho de cuerno de buey o de concha de caracol, y en medio de invocaciones a Tata Inti, el dios Sol.

Las actividades de este evento, que durará tres dí­as, se dividirán en foros en torno a tres temáticas: el «Ukhu Pacha» (mundo interior – rituales para la armoní­a interior y con el entorno); «Khay Pacha» (entorno inmediato), que consiste en profundizar la historia de los pueblos, y el «Jhanaj Pacha» (universo limitable), donde se abordarán cosmovisión, ciencia y tecnologí­a indí­gena.

Al encuentro, instalado en la enigmática ciudadela en piedra de Tiwanaku, 70 km al oeste de La Paz plagada de sí­mbolos esotéricos, acudieron chamanes de las tres Américas.

«El cóndor despliega sus alas, abre su corazón, levanta su vuelo para juntarnos con la hermana águila, para cumplir la profecí­a de que cuando el cóndor y el águila se unan cambiará la faz de la tierra», dijo en una invocación un chamán colombiano que no dio su nombre.

La profecí­a dice que en el génesis, el dios del Tiempo creó el Sol y la Luna, y junto con ellos surgieron el águila y el cóndor (América del Norte y del Sur) con tal empuje que dio lugar a Centroamérica y las naciones que se expandieron, dividiéndose por los cuatro puntos cardinales.

Según esta predicción en algún momento en el tiempo estas naciones se volverán a unir desde los cuatro suyus (los cuatro lados del imperio inca) luego de que cumplan su ciclo de liberación.

Una dirigente indí­gena de Ecuador dijo que para lograr trascender a ese plano es preciso la reconciliación con «la madre Tierra, madre Agua, Tata Inti y todas las naturalezas que acompañan para que sobreviva nuestro mundo».

«El mundo vive en guerras y por eso estamos aquí­ desde Ecuador para dar nuestra ofrenda a (dios) Pachacámac», el oráculo principal de la costa y a quien, también en Perú, se menciona como el creador de la vida.

Otro amauta del Q»ollasuyo (hoy Bolivia) entregó «a nuestro hermano águila este bastón para que nos guí­e (..) porque estamos en un proceso de cambio en el mundo».

El evento está organizado por organizaciones indí­genas y campesinas bolivianas y la Comunidad Andina (CAN) con el apoyo del Proyecto de Cooperación Unión Europea.

El propósito de la cita, que será clausurada el sábado por el presidente Evo Morales, de origen aymara, es aunar el trabajo de los guí­as espirituales de las tres Américas, así­ como el reencuentro de estas «naciones» en una sola «patria grande».

BRASIL Reserva indí­gena


La máxima corte brasileña proseguirá hoy el juicio para definir la demarcación y retirada de hacendados blancos de la mayor reserva indí­gena de Brasil, un territorio de 17 mil km2 en la amazónica frontera con Venezuela, en litigio desde hace tres décadas.

Con torsos sin ropa, vistosas plumas y pinturas tradicionales, varias decenas de indí­genas representantes de los 19 mil que viven en la reserva asistieron en la formalí­sima Corte a las deliberaciones que los 11 jueces no consiguieron concluir ayer. En la reserva Raposa Serra do Sol, sus colegas indí­genas esperaban el resultado con cantos y rituales.

Ocho de los 11 jueces del Supremo Tribunal Federal ya declararon en una sesión en diciembre que votarán a favor de la demarcación que el gobierno aprobó en 2005, pero que habí­a sido contestada en la corte ante el reclamo de los grandes arroceros no indí­genas que se resisten a abandonar las tierras.

Esto da prácticamente luz verde a la reserva y a la retirada de los blancos, pero se esperaba que los jueves pudieran crear condiciones a la misma que pueden repercutir en la polí­tica indí­gena de todo el paí­s.

La demarcación de la reserva es una «deuda ancestral del paí­s con los indí­genas», afirmó la magistrada Ellen Gracie.

Ayer, el noveno de los magistrados en expresar su voto, Marco Aurelio Mello leyó por más de seis horas su parecer, considerando nula la demarcación e indicando que deberí­a ser hecha de nuevo permitiendo preservar las haciendas de los blancos.

El juez defendió a ultranza la soberaní­a nacional de los brasileños sobre la Amazonia y consideró que no se demuestra que el territorio es fundamental para la preservación indí­gena y tampoco que lo mejor para estos es seguir aislados.

El presidente de la Corte, Gilmar Mendes, anunció que aunque serí­a leí­do un voto más, el juicio proseguirí­a hoy.

El presidente de la gubernamental Fundación Nacional del Indio (FUNAI), Marcio Meira, expresó en declaraciones su preocupación por las condiciones que los jueces han indicado que podrí­an ponerle a la reserva, como la creación de un parque de preservación ambiental.

Otra condición es garantizar la presencia de las Fuerzas Armadas, que generó preocupación en la opinión pública por tratarse de un área de frontera y equivalente a más de la mitad de Bélgica.

El mayor de los arroceros instalados en la reserva, Paulo Cesar Quartieiro, pidió que «el proceso sea revertido» y los hacendados no sean obligados a abandonar el lugar. «Los brasileños van a tener que reconquistar sus tierras», aseguró, al rechazar que sean entregadas a poblaciones indí­genas que, según él, morirán de inanición.

«Sobrevivimos antes de que llegaran los arroceros y seguiremos sobreviviendo después», afirmó la indí­gena Iranilde Santos, de la etnia Macuxi, mayoritaria entre las cinco que habitan la reserva.

La decisión del STF es clave para el futuro de la polí­tica indigenista del paí­s, que reconoce 12% de su territorio a reservas de ese tipo.