El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, abolió ayer la pena de muerte en este estado pobre y desértico que se convirtió en el décimo quinto estado norteamericano en rechazar la pena capital, informó la oficina de la Gobernación.
«He decidido a firmar la legislación que deroga la pena de muerte en el estado de Nuevo Mexico,» dijo Richardson en una declaración tras suscribir la ley 285 que ordena la «Derogación de la Pena de Muerte».
«El día de hoy marca el final de una larga carrera para mí y para el tema de la pena muerte», dijo el gobernador de origen mexicano en un comunicado.
El viernes pasado el Senado de Nuevo México votó por la abolición de la pena capital por 24 votos contra 18, después de que la cámara baja votara a favor de esa proposición de ley.
Sin embargo Richardson tenía el poder de imponer su veto a la ley y había mostrado algunas dudas sobre sus intenciones.
«A lo largo de mi vida adulta, he sido un firme creyente de la pena de muerte como un castigo justo -en muy raras ocasiones- y sólo para los crímenes más atroces. Sigo creyendo eso», apuntó el gobernador.
«Pero hace seis años, cuando asumí mis funciones de gobernador del estado de Nuevo México, comencé a cuestionarme mis opiniones sobre la pena de muerte», dijo.
«El problema se hizo más evidente para mí porque sabía que llegaría el día en el cual sucederían una de estas dos cosas: o tendría que tomar una decisión sobre un proyecto de ley para abolir la pena de muerte, o, más difícil aún, tendría que firmar la orden de la pena capital contra alguien», agregó el político.
«Seré honesto. El prospecto de cualquiera de estas decisiones fue bastante difícil», recalcó Richardson.
«Cualquiera que sea mi opinión sobre la pena de muerte, yo no tengo suficiente confianza en el sistema criminal judicial tal como funciona en la actualidad, como para que sea el árbitro final cuando se trata de decidir quién vive y quién muere después de un crimen».
«Si el Estado tiene que tomar esta decisión extraordinaria, el sistema tiene que ser perfecto y no puede equivocarse nunca», indicó el gobernador.
«Pero la realidad es que el sistema no es perfecto y está lejos de serlo. El sistema es por esencia defectuoso. Los análisis de ADN lo han probado. Inocentes han sido condenados a los pasillos de la muerte en todo el país», resaltó Richardson sirviéndose de los argumentos de los defensores de la pena de muerte.
En enero Richardson renunció al importante cargo de secretario de Comercio del gobierno de Barack Obama cuando era la principal figura hispana de su gabinete, pero se vio obligado a abandonar a causa de una investigación abierta en su estado sobre presuntas irregularidades en un contrato público.
Los partidarios de la abolición de la pena de muerte en Nuevo México, donde no han ejecutado a nadie desde hace 30 años y tiene a dos personas en los pasillos de la muerte, defendían la cadena perpetua.
Nuevo México era hasta ayer uno de los cerca de 10 estados del país que buscan abolir la pena capital. Las constituciones de 36 estados de los 50 de Estados Unidos aceptan la pena de muerte, que la Corte Suprema volvió a autorizar en 1976.