«Al Frente sí, a la derecha no».
Porra de varios jóvenes del FMLN durante las elecciones presidenciales.
Tras cuatro intentos, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) logró la mayoría de votos para llegar a la dirección del Gobierno en El Salvador. El periodista Mauricio Funes ganó la presidencia en las elecciones del pasado domingo con una diferencia de un poco más de tres puntos porcentuales sobre el candidato de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
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Por primera vez en la historia de este vecino país centroamericano, un partido de izquierda logró el apoyo suficiente de la ciudadanía para llevar su proyecto político al Ejecutivo. El FMLN, luego de enfrentarse a una campaña de miedo impulsada por la derecha reacia salvadoreña, se posiciona ahora frente a la población que espera cambios significativos en la sociedad.
«Me propongo dejar atrás los viejos patrones de la intolerancia y de la exclusión que tanto malestar nos han causado», aseguró Funes en su primer discurso como presidente electo. «Mi gobierno estará animado por el espíritu de la unidad nacional», añadió. En su totalidad, el discurso de Funes refleja el proceso de desarrollo y madurez política que permitió al FMLN alcanzar la Presidencia.
Si bien el desgaste y la mala administración durante los últimos cuatro gobiernos de Arena influyeron en el malestar de la población y en el apoyo masivo al FMLN, la valoración del trabajo político electoral que ha tenido este partido de izquierda es fundamental para reconocer en este esfuerzo la principal causa de su victoria en las urnas.
Ahora bien, a pesar que Funes nunca perteneció a la guerrilla ni fue militante del partido, no se puede hacer una diferencia entre el presidente electo y el proyecto político del FMLN. Este ex grupo guerrillero centró todos sus esfuerzos, desde septiembre de 1990 cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, en fortalecerse como un partido político para participar en el proceso democrático liberal y así alcanzar los puestos de poder dentro del Estado, y desde ahí impulsar las transformaciones económicas, sociales y políticas que intentaron a través de la lucha armada. La designación de Mauricio Funes como candidato presidencial fue, quizá, el culmen de este proceso.
No se ganó la Revolución en El Salvador, esto está muy claro. El FMLN ganó las elecciones presidenciales, y para la implementación de su proyecto político necesitará de la negociación con las demás agrupaciones partidarias que ocupan curules en el Congreso y que representan a otra buena parte de la población salvadoreña.
El reto para el FMLN es muy grande, pero el triunfo de la izquierda en El Salvador demuestra la preferencia y el apoyo de la mayoría de la población por la construcción de una sociedad que la derecha ya demostró muy bien que no puede edificar.