La cantante británica Amy Winehouse rechazó ayer ante un tribunal de Londres las acusaciones de haber agredido a una mujer en un baile de caridad en septiembre de 2008.
Winehouse, de 25 años, llegó con atraso al tribunal de Westminster, aunque parecía en mejor forma que en los últimos meses, después de haber pasado vacaciones en el Caribe. «Estoy bien, gracias», dijo a periodistas.
En el banquillo se mostró nerviosa, e indicó que se declaraba «no culpable». Fue convocada para una nueva audiencia el próximo 23 de julio.
Winehouse, que suele ser tapa de tabloides por sus problemas de droga, responde de la acusación de haber agredido a una mujer, Sherene Flash, el 26 septiembre de 2008 en Berkeley Square, centro de Londres.
La cantante había aparecido muy delgada y con un comportamiento incoherente en el escenario durante el «baile del final del verano», como se conoce la cita anual de Berkeley destinada a financiar las obras de caridad del príncipe Carlos de Inglaterra, según los medios británicos.
Winehouse, que ganó seis premios Grammy por su álbum «Back to Black» en 2006, no ha grabado ningún nuevo álbum desde entonces.
Blake Fielder-Civil, el marido de la cantante, pidió el divorcio en enero por adulterio.