Vivimos bajo un régimen democrático y no monárquico


Pareciera existir una consigna para que los medios de comunicación social toquen a diario la necesidad porque el Congreso tenga un nuevo edificio y así­ darle cabida al cada vez más grande y costoso organismo, el que por cierto, lleva muchos años de demostrar ineficiencia, baja productividad e incapacidad para cumplir con sus deberes y obligaciones. Para colmo de males, a nuestros polí­ticos se les ha subido a tal punto los humos a la cabeza que han perdido el contacto con la realidad, en especial nuestros diputados, a quienes poco les importa la pérdida de prestigio y credibilidad que ahora padecen, lo que ha fijado todaví­a más fuertemente en la mente de la ciudadaní­a la urgente necesidad de reducir drásticamente su presupuesto, empezando por el alto número de diputados y siguiendo con la enorme burocracia que ello ha traí­do consigo.

Francisco Cáceres Barrios

Para colmo, el alcalde metropolitano, a saber con cuáles intereses creados de por medio, arrogándose posturas de un monarca, ofrece el sitio que ocupa el Parque Centenario, como si fuera de su propiedad y sin percatarse que con ello no solo causarí­a enorme perjuicio al ornato del Centro Histórico, al que mantiene en tristes condiciones de deterioro, sino le estarí­a quitando a la población otro lugar más para su solaz y esparcimiento. Con los pies bien puestos sobre la tierra, digo que el edificio que ocupa actualmente el Congreso es más que suficiente para alojar a los sesenta diputados con que debiera contar. ¿Para qué son útiles los actuales 158, incluso los 250 que ya tienen nuestros politiqueros en mente?; ¿no serí­a mejor con ese dinero construir un hospital en Villa Nueva y a lo mejor hasta alcanza para tres más situados al norte, occidente y poniente, en municipios aledaños a la capital?

El refrán en boga es que «no está la Virgen para tafetanes», porque se ha puesto a pensar estimado lector ¿Para qué tener tantos diputados si ni siquiera pudieron aprobar bien el Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado que les manda la Constitución en su Artí­culo 171, inciso b) pues ya vemos al Ejecutivo haciendo micos y pericos con los Q 49 mil 723 millones que salen de los bolsillos de los contribuyentes?

Por otra parte, insisto en que ya es tiempo de planificar debidamente las obras y servicios públicos y no seguir haciéndolos a rajatablas so pretexto que el interés general prevalece sobre el particular. Digo esto, porque serí­a un pecado prolongar los ramales del Transmetro cometiendo los mismos errores de la primera fase, los que siguen causando cuantiosos daños y perjuicios para un grueso número de la población y a otros las molestias que todaví­a, después de tanto tiempo de estar funcionando siguen padeciendo. En otras palabras, claro que estamos de acuerdo en buscar el progreso y desarrollo de la ciudad, pero ¡Por favor! Que sea «con buena letra».