«Mmmmmmm… ¡Cómo soy de bella!»
Este pensamiento brotó de la mente de Irma Lara cuando se vio al espejo; pero lo que en otra mujer habría sido soberbia, en ella fue una expresión de felicidad por ser quien era.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Claro que había cierta coquetería en sus actitudes y gestos, porque si no fuera así, no habría sido digna representante del sexto femenino; pero de eso a ser vanidosa, había mucha diferencia.
Irma era una mujer muy virtuosa que vivía para los demás, y sabía que el amor debe nacer primero en uno; por eso, de vez en cuando ella misma se hacía comentarios positivos.
De todos modos era verdad, ella lucía hermosa externa e internamente a pesar de sus 75 años.
LA VEJEZ ES EL PREMIO DE LA VIDA.