China está dispuesta a inyectar nuevos capitales en su economía si la crisis se agrava, pero confía aún en su plan de reactivación para cumplir sus objetivos de crecimiento, aseguró hoy el primer ministro Wen Jiabao.
Aunque el primer ministro refutó los «rumores» que apuntan a la preparación de un nuevo plan de reactivación, reconoció que las autoridades están «preparadas para la eventualidad de mayores dificultades».
En ese caso, «en todo momento podemos presentar políticas de estimulación de la economía», declaró Wen Jiabao tras la sesión anual del Parlamento en Pekín. «Tenemos municiones», añadió en una rueda de prensa.
Pero antes, Pekín quiere constatar el impacto de su plan de reactivación, de cuatro billones de yuanes (583 mil millones de dólares), anunciado en noviembre.
«Todo dependerá de cómo evolucionen las cosas», destaca Wang Qing, de Morgan Stanley, que no espera un nuevo anuncio antes de que las estadísticas económicas del primer trimestre permitan evaluar la situación.
Wen Jiabao puso el acento en la amplitud del plan existente, y precisó que además de éste se aplicarán otras medidas fiscales y sociales, como el amplio proyecto de reforma del sector sanitario, evaluado en 850 mil millones de yuanes en tres años.
Wen Jiabao insistió en la «confianza», pero no pareció del todo seguro al hablar de los objetivos de crecimiento de China en 2009.
«Todo el mundo se preocupa por saber si podemos alcanzar el objetivo de alrededor de 8% de crecimiento (del Producto Interior Bruto). Creo que será difícil alcanzar ese objetivo», admitió.
Según los economistas, ese porcentaje es el umbral necesario para evitar una degradación de la situación laboral.
Sin embargo, China, muy preocupada por la estabilidad social, ha visto recientemente cómo 20 millones de obreros que emigraron a los centros industriales han perdido sus empleos y han tenido que regresar a sus regiones agrícolas. La actividad manufacturera se ha visto golpeada por la caída de las exportaciones, que en febrero se redujeron un 25,7% interanual.
En el cuarto trimestre de 2008, el PIB chino sólo creció un 6,8%, con lo que la economía del gigante asiático creció en todo el año un 9%, muy por debajo del 13% logrado en 2007.
Aunque muchos analistas apuestan por una mejora en el segundo semestre de 2009, sus previsiones son en la mayoría de los casos inferiores a las del gobierno, y en algunos casos están por debajo del 6%.
No obstante, China, que está relativamente poco endeudada, cuenta con un colchón de 2 billones de dólares en reservas de cambio y no tiene que combatir la crisis en el frente de la economía real y en el del sector financiero, al contrario que las economías occidentales, destacó el primer ministro.