Se han dado casos en que la paga por el delito cometido es la droga, dado el alto índice de narcodependencia de las pandillas, aseguran.
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El crimen organizado y el narcotráfico ha extendido sus actividades en el país por medio de jóvenes pandilleros que cometen diferentes ilícitos, que van desde distribución de drogas hasta sicariato.
Rémber Larios, director adjunto de la Policía Nacional Civil (PNC), afirmó que el crimen organizado recluta a jóvenes pandilleros para realizar actos delincuenciales; dentro de esto se puede mencionar los asesinatos contra pilotos.
Estos grupos de jóvenes se han convertido en una estructura bien organizada, que tiene las herramientas y las facilidades para asesinar o cometer actos intimidatorios.
De acuerdo con un investigador de la Unidad de Control de Maras, de la División de Investigación Criminal (Dinc), los pandilleros no sólo están involucrados en la mafia del sicariato, también distribuyen droga al menudeo y algunos sirven como vigilantes en los puntos donde se venden narcóticos ilegalmente.
Varios de ellos secuestran y extorsionan, inclusive, hay algunos que pueden vivir en la capital, pero van a secuestrar a su víctima a la provincia, por una buena cantidad de dinero.
El oficial de la Dinc refirió que los miembros del crimen organizado o el narcotráfico pueden pagar como tarifa estándar Q5 mil, pero esta cantidad puede ascender de acuerdo quien sea el «pagador» y que tipo de delito se cometa.
Sin embargo, se han dado casos, en que la «recompensa» del pandillero es la droga, ya que muchos de ellos son adictos a los narcóticos y por eso se prestan a perpetrar cualquier acto delictivo.
Una fuente de la unidad contra el Crimen Organizado, del Ministerio Público, dijo que el vínculo entre el crimen organizado y las pandillas cada vez se fortalece, lo que representa una amenaza para al país, el cual debe ser detenido para evitar que «la problemática se agudice más».
MíS PELIGROSOS
De acuerdo con la Unidad de Control de Maras de la Dinc, las pandillas dejaron de ser simples grupos de jóvenes que se reunían a escuchar música o a pelear entre sí; actualmente cometen delitos graves.
Lo preocupante del caso, es que entrenan a los niños desde muy pequeños para cometer «cualquier atrocidad», se indicó.
Néstor Ismael Diéguez, de la Subdirección General de Prevención del Delito, señala que esta unidad de la PNC, busca programas para evitar que los niños se involucren en las grandes mafias, sin embargo, el funcionario, recomienda a los padres cuidar de sus hijos, especialmente de aquellos que viven en zonas de riesgo, porque son quienes más probabilidades tienen de ser reclutados para cometer hechos delictivos.
El funcionario manifestó que los progenitores de los niños deben proporcionar a sus hijos, «tiempo de calidad» y no desatenderlos, porque en sus manos está la vida de un ser humano que puede ser un elemento útil o destructor para su sociedad.
Pandilleros salvadoreños y familiares de presos se manifestaron el lunes en las calles de San Salvador para demandar al gobierno que mejore las condiciones para la readaptación de los internos en los penales.
Una de las manifestaciones, en la que participaron unas 800 personas entre familiares y miembros de la pandilla conocida como Mara Salvatrucha, se inició en el parque Cuscatlán, en el oeste capitalino, y se dirigió a la Dirección de Centros Penales, en un céntrico sector de San Salvador.
La segunda marcha de la denominada Mara-18 salió del Reloj de Flores -en el este de la ciudad- y se dirigió a la Asamblea Legislativa, donde los manifestantes presentaron un pliego de peticiones.
Las manifestaciones, que fueron vigiladas de cerca por agentes antimotines de la Policía, se suman a una protesta que iniciaron el sábado los reclusos de 13 de los 19 centros penales del país.
En su comunicado, los manifestantes denunciaron que la Dirección de Centros Penales desde hace cinco años ha aplicado «medidas drásticas» en las cárceles y «ha dejado de cumplir su objetivo que es la readaptación y la reinserción social de los privados de libertad».