Sangrientos atentados


Una niña iraquí­ trata de calmar las heridas provocadas por un atentado en la Ciudad de Sadr, afectada por una serie de ataques contra los chií­tas.

Al menos 42 personas murieron hoy en una ola de atentados contra chií­tas en Bagdad, escenario de un aumento de la violencia regional, mientras el jefe del principal partido chiita iraquí­, Abdel Aziz Hakim, pedí­a más armas a Estados Unidos para combatir el terrorismo.


Por su parte, el primer ministro iraquí­, el chiita Nuri Al Maliki, reiteró su rechazo a la idea de una conferencia de paz internacional sobre Irak, propuesta por el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

El dí­a empezó con la muerte de 15 empleados del organismo chiita Waqf, encargado de los bienes religiosos, en un atentado con coche bomba contra el autobús en el que viajaban.

Minutos más tarde, tres coches bomba estallaron en una estación de servicio del barrio de mayorí­a chiita de Bayaa, en el sur de Bagdad, dejando al menos 15 muertos y 25 heridos, indicó una fuente de la seguridad.

A continuación, otro vehí­culo bomba estalló en el barrio bagdadí­ de mayorí­a chiita de Al Amel, causando tres muertos y cinco heridos, según otra fuente de seguridad.

En el barrio bagdadí­ mixto de Al Qahira cayeron varios obuses que mataron a dos niños e hirieron a 10 personas, añadieron las fuentes.

El último ataque fue un atentado suicida con coche bomba en Bagdad en el que murieron siete reclutas de la policí­a iraquí­ y 12 fueron heridos, indicó una fuente policial.

La violencia entre musulmanes chiitas y sunitas en Irak aumentó en paralelo a la que enfrenta a insurgentes y fuerzas de seguridad iraquí­es y estadounidenses, y más de 13.000 personas han muerto en Irak entre julio y octubre, según la ONU.

La violencia se incrementó tras un atentado contra un mausoleo chiita en la ciudad de Samarra en febrero.

En Washington, el director de la coalición chiita iraquí­, el llamado Consejo Supremo de la Revolución Islámica (CSRI), Abdel Aziz Hakim, mostró su oposición a una retirada inmediata de las tropas estadounidenses de Irak a fin de que «puedan resolver los problemas de terrorismo» en Irak.

El gobierno iraquí­ «pidió a las tropas estadounidenses que permanezcan en Irak, a la vez que da más responsabilidad a los dirigentes y fuerzas iraquí­es, que deben estar en medida de resolver los problemas de terrorismo», declaró Hakim, que se reunió con el presidente norteamericano, George W. Bush.

El responsable iraquí­ dijo de su encuentro con Bush que ambos «hablaron de los medios que se deben poner a disposición de las fuerzas armadas iraquí­es en materia de armas, formación y para garantizar la seguridad».

Por su parte, Bush comentó a Hakim su insatisfacción sobre «la velocidad de los progrsos en Irak».

El ejército estadounidense anunció la muerte de un soldado en «un ataque de insurgentes» el lunes en la capital iraquí­, mientras que otro murió en un accidente de su vehí­culo blindado.

Con estas muertes ya son 2.900 los militares estadounidenses y personal asimilado fallecido en Irak desde la invasión norteamericana de marzo de 2003, según un cálculo hecho por la AFP a partir de cifras del Pentágono.

Masivo funeral

Varios miles de personas que reclamaban la caí­da del gobierno libanés se congregaron hoy en el barrio chií­ta del sur de Beirut para asistir al funeral de un chiita de 20 años que murió en los enfrentamientos del domingo.

Muerte a Siniora, gritaba la multitud, que desfilaba tras el féretro por una avenida que lleva al cementerio de Rawdat Ash Shahidain, donde se preveí­a enterrar al joven.

Ahmad Mahmud, simpatizante del movimiento chií­ta Amal, murió durante los enfrentamientos que estallaron el domingo por la noche en los barrios de mayorí­a sunita cercanos al centro de Beirut, en paralelo a la manifestación organizada por la oposición para reclamar la dimisión del gobierno de Fuad Siniora.

La sangre de los chií­tas hierve, gritaban otros participantes, agitando la bandera verde del movimiento Amal.

Estos incidentes estuvieron seguidos de otros enfrentamientos el lunes por la noche, lo que hizo resurgir el espectro de actos de violencia entre comunidades que hundieron al paí­s en la guerra civil entre 1975 y 1990.

El responsable religioso chiita Abdel Amir Qabalan hizo un llamamiento a la calma y a la unidad antes del funeral.

Ofrecemos a este mártir como un sacrificio por la unidad nacional de Lí­bano, dijo.

Rechazamos que haya diferencias entre sunitas y chiitas y entre musulmanes y cristianos, a los chiitas les está prohibido matar a sunitas, y a los sunitas matar a chiitas; a los cristianos, matar a musulmanes y viceversa, recordó.