En la interminable búsqueda de fuentes documentales fidedignas que nos permitan construir hechos ya sea del diario vivir o de nuestra apasionante historia, quienes sentimos esa inclinación, siempre andamos tras la pista de datos, documentos o fotografías que nos sirvan para facilitar nuestro trabajo; y de esa cuenta es que cuando logramos detectar algo de interés, es un deber ético dar a conocer el nombre de la fuente que finamente nos ha prestado su ayuda.
Hace algunos días trataba de obtener algunas fotografías de hechos históricos nacionales con el fin de ilustrar algunos trabajos que me interesan conocer con la mayor exactitud posible; de esa cuenta es que en esa afanosa búsqueda que inicié tuve la oportunidad de conversar con un viejo amigo a quien le comenté sobre mi pretensión, y sin ninguna vacilación me dijo muy entusiasmado que visitara el estudio fotográfico «Rex» ubicado en la 6ª avenida entre 5ª y 6ª calles de la zona uno, frente a la par del Palacio Nacional de la Cultura.
No muy convencido con la sugerencia de este buen amigo me dirigí a la dirección que me indicó, en donde fui atendido por el señor Sergio Cruz, quien al escuchar mi petición me proporcionó de inmediato una extensa cantidad de fotografías antiguas para que escogiera las que me mejor parecieran, sí es que habían algunas que me interesaran lo cual finalmente así fue ya que resulté comprándole a un buen precio algunas de las citadas fotografías.
Pero lo sorprendente del asunto es que este fotógrafo cuenta con una vasta cantidad de fotografías que pueden ser del interés de muchos estudiosos de nuestra rica historia. Y precisamente empujado por la curiosidad yo le pregunté sobre cómo se las ingeniaba para obtener tanto material tan interesante, y me respondió que el estudio había sido establecido hace 27 años por parte de su señor padre don José Cruz, que fue quien comenzó con el archivo de este valioso material histórico, y que él solamente lo había enriquecido un poco más.
Sergio Cruz me contó que él vivió dos años en la ciudad de Puerto Barrios, en donde trabajó en una discoteca que era propiedad de Tony Morales, hijo de don Tono Morales y de doña Otilia de Morales, una familia muy respetable de aquel puerto y muy apreciada por mi familia, y mientras conversábamos hizo su arribo el señor Ronaldo Rodríguez Arrazola, a quien no conocía, pero luego de ser presentados por Sergio, nos internamos en una conversación que nos llevó a establecer algún parentesco por el lado del apellido Arrazola que era el segundo apellido de mi señora madre (q.e.p.d.). Ronaldo es originario de Morales y me relató algunas anécdotas de ese pujante municipio izabalense y su gente. «No aprendemos en la escuela sino en la vida». Séneca.