Destrozado por los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial, el Neues Museum de Berlín reabrió sus puertas el jueves, tras décadas de abandono y seis años de obras, para recibir en octubre al público y ante todo su obra maestra: un busto de Nefertiti.
El renacimiento de este Nuevo Museo, que el régimen comunista había dejado en barbecho, da una nueva pincelada a la «Isla de los Museos», un lugar declarado hace diez años patrimonio mundial de la Humanidad por la UNESCO.
El arquitecto británico David Chipperfield optó intencionadamente por dejar visibles las huellas de la Historia, en particular los impactos de balas. Y de no reconstruir o pintar el edificio prusiano siguiendo el modelo original, sino de adornarlo con materiales modernos, lo que ha generado polémica.
«Hemos intentado guardar todo lo posible los materiales, los ladrillos, los enyesados que habían sobrevivido» y «captar las secuelas de la guerra y de los siguientes 60 años», recalcó el arquitecto en conferencia de prensa, con motivo de la entrega de las llaves del edificio a los Museos Estatales de Berlín.
La escalera central, de hormigón con fragmentos de mármol, y la estructura de la zona egipcia hicieron correr mucha tinta. En otros sectores, los nombres de las salas, parcialmente legibles, se quedaron con su apariencia de posguerra.
En cuatro niveles se suceden unas cuarenta salas con aspectos diferentes en función de su estado de conservación. De modo que se pueden ver frescos de inspiración egipcia casi intactos o toques de color que resistieron a las desventuras de la Guerra.
«Por primera vez desde los años 30, los cinco establecimientos (Nuevo Museo, Museo de Pérgamo, Viejo Museo, Museo Bode, Antigua Galería Nacional) que componen la Isla de los Museos están nuevamente accesibles en su conjunto», se felicitó Hermann Parzinger, presidente de la Fundación para los bienes culturales prusianos, que administra el lugar.
El Nuevo Museo, obra del arquitecto Friedrich August Stí¼ler concluida en 1859, no abrirá sus puertas al público hasta octubre porque necesita tiempo para juntar las antigí¼edades diseminadas por Berlín.
Su obra maestra, el busto de la reina egipcia Nefertiti, reinará solo en una sala coronada por una cúpula. Reclamada regularmente por Egipto, la escultura descubierta por el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt a comienzos del siglo XX es uno de los principales atractivos turísticos de la capital.
Nefertiti regresa así a su museo original, donde fue expuesta por primera vez al público en 1924. Durante la guerra, el busto fue puesto a buen recaudo de los bombardeos y reapareció en el Museo egipcio de Berlín Occidental.
Las otras salas albergarán, entre otros, un cráneo del hombre de Neandertal, colecciones de papiros y antigí¼edades griegas y romanas.
Para el año 2028, las obras de remodelación de la Isla de los Museos deben haber concluido para intentar rivalizar con el Louvre. Y es que el museo de Pérgamo necesita una restauración, para dotarse de una nueva entrada y otra ala, y al Viejo Museo también le hace falta un arreglo.