Una multitud de partidarios del presidente venezolano, Hugo Chávez, saltó y cantó «Â¡Se queda, se queda, mi comandante se queda!», cuando el dirigente proclamó su victoria desde el emblemático «Balcón del Pueblo» del presidencial Palacio de Miraflores.
«Bendita lluvia (…) Todo está consumado, la gran victoria de la Revolución Bolivariana», exclamó el mandatario al salir al balcón con su tradicional camisa roja y en compañía de familiares, bajo un fuerte aguacero.
Poco antes, al escuchar el primer boletín del Consejo Nacional Electoral, que dio la victoria al presidente de acuerdo a resultados parciales, los chavistas detonaron cohetes, fuegos artificiales y tocaron la diana utilizada en la madrugada convocando a votar.
Los simpatizantes de Chávez, casi todos con vestimenta roja, esperaron bajo la lluvia durante varias horas sin moverse frente al Balcón del Pueblo, remodelado por consejo de su amigo y consejero, el presidente cubano Fidel Castro, según recordaban los asistentes.
En la celebración al interior del Palacio, una de cuyas puertas permaneció abierta, se confundieron partidarios civiles del presidente y efectivos militares que enarbolaron la bandera tricolor nacional.
«Aquí lo que hay es una revolución, para que lo sepa el mundo», dijo Juan Carlos Bracamonte, un obrero del recién construido segundo puente sobre el río Orinoco, quien viajó desde Puerto Ordaz, 450 km al sureste de Caracas, para celebrar frente al Balcón del Pueblo.
Como muestra de su adhesión, Bracamonte enseñó un gran tatuaje del Che Guevara que se hizo en uno de sus brazos cinco años atrás.
«Rosales (Manuel, el candidato opositor), miente cuando dice que Chávez no ha hecho obras, entonces qué es el puente, qué es el ferrocarril», dijo al referirse a la vía que va de Caracas a los valles del Tuy, ciudad dormitorio a 30 km de la capital, inaugurada durante la campaña electoral.
«Llevo siete años recorriendo América Latina para conocer en profundidad el proceso de revitalización que hay en la región», dijo Gastón Falabellia, un argentino que lucía una larga cabellera.
«Estoy aquí porque nuestro comandante se va a quedar, porque estoy celebrando la victoria, porque los gringos no vienen más», señaló Jesús Freites, que acudió desde la populosa barriada caraqueña de San Martín, centroeste.
Yelis Zerpa, integrante de la Federación bolivariana de Estudiantes, del barrio popular de La Vega (suroeste de Caracas), esperó cuatro horas para darle «apoyo a nuestro presidente Hugo Rafael Chávez Frías».