El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, proclamó ayer su victoria electoral ante una multitud reunida frente al Palacio Presidencial de Miraflores y continuará otros seis años más al frente del Ejecutivo, según resultados oficiales parciales.
«Todo está consumado, (es) la gran victoria de la Revolución Bolivariana», exclamó el mandatario en un discurso ante sus seguidores, que victoreaban a su líder bajo una lluvia torrencial en Caracas.
Poco antes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que Chávez obtenía el 61,35% de los sufragios contra el 38,39% que sumaba su adversario, el socialdemócrata Manuel Rosales, al computarse el 78,32% del total de las actas del escrutinio, según dijo la titular del CNE, Tibisay Lucena.
«Más de un 60% de venezolanos votó, no por Chávez, sino por el socialismo venezolano», dijo el ex teniente coronel que condujo un fallido golpe de Estado en 1992.
La normalidad democrática tras años de enfrentamientos entre golpes de Estado y huelgas petroleras, pareció inaugurarse en una sociedad polarizada, cuando Rosales reconoció esta misma noche la victoria de Chávez.
«La verdad es que aún con un margen más estrecho (que el anunciado por el primer boletín de la autoridad electoral) hoy nos vencieron, pero seguiremos en la pelea», dijo Rosales para apagar los gritos de «Â¡Fraude, fraude!» de sus seguidores.
«Le hemos dado una lección de dignidad al imperialismo norteamericano», añadió Chávez, irreconciliable adversario del presidente de Estados Unidos George W. Bush, a quien ha calificado como «el Diablo».
Bajo una lluvia torrencial y ante una multitud de partidarios con camisetas rojas que agitaban banderas venezolanas, Chávez afirmó: «El reino del socialismo es el reino del futuro venezolano».
Pero Chávez no pudo conseguir el voto de 10 de los 16 millones de electores que se propuso como meta.
Rosales señaló en un emotivo discurso que la batalla electoral la comenzó hace cuatro meses con 3% de intención de voto en los sondeos y con «un país desmotivado, que pensaba que todo se había terminado, que no había oportunidades y los sueños se habían extinguido».
Denunció que fue «una dura lucha frente al ventajismo, a todo un Estado, a todos los poderes de un gobierno en todas sus estructuras y en todas sus dimensiones», para luego anunciar que iniciaba «la lucha por la construcción de un nuevo tiempo en Venezuela».
En la sede de la campaña opositora se vivían escenas de llanto e histeria, según comprobó.
A pesar de la derrota, Rosales obtiene un resultado inesperado, dado el desconcierto y la desmoralización que imperaba hace sólo tres meses en las filas opositoras, desde el retiro de los comicios legislativos de diciembre y la derrota en el referendo revocatorio de 2004.
Chávez, por su lado, apareció ante sus seguidores en una noche lluviosa para gritar: «Â¡Viva Venezuela!, ¡Viva el pueblo venezolano!, ¡Viva la revolución socialista!».
De 52 años, el mandatario reelecto «goza de un amplio apoyo por los programas sociales (que impulsó) entre los venezolanos pobres que son la mayoría de la población. Este apoyo combinado con su carisma personal explicaría su reelección», dijo Alex Evans, presidente de la empresa de opinión pública estadounidense Evans/McDonough.
Chávez afirma que su proyecto socialista es de largo aliento «hasta el 2021», para lo cual anuncia una reforma de la Constitución y la reelección indefinida.
Rosales logró encauzar a la oposición por la vía electoral después de que ésta fuera arrastrada a la aventura golpista y a un paro petrolero que desquició la economía del país.
Luego de ocho años en el poder, Chávez sostiene constantes ataques retóricos a Bush, a pesar de que este año el comercio bilateral rondará los 50.000 millones de dólares, gracias a la exportación de casi la mitad de su producción de petróleo.
Chávez goza de una bonanza económica debido a su cartera petrolera, se proyecta como el heredero del enfermo presidente de Cuba Fidel Castro, y acusa a la oposición de estar dirigida por «lacayos del imperio».