LA MITAD DE LA HISTORIA


Ahora que se entregó la Orden del Quetzal a Fidel Castro afloraron toda clase de pasiones, la mayorí­a es justificando la entrega y diciendo que los asesinos son los que ejercieron el mando del Ejército de Guatemala en los años ochenta y nada se habla de los 12 fusilados que hubo en Cuba, después que terminó el conflicto armado, que derrocó a Batista.

Guillermo Castañeda Lee, Céd. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Aunque las situaciones son diferentes, no es fácil polemizar con los que están ideológicamente alineados con el que ejerció el poder en Cuba por casi 50 años, pero si lo que se dice es cierto, hay una diferencia fundamental que nadie toma en cuenta, que en Guatemala los muertos fueron durante el fragor del conflicto armado, mientras que en Cuba fue cuando ya éste habí­a terminado y supuestamente estaban en la etapa de reconciliación.

Pero todo esto no es ni la mitad de la historia. La que falta no ha sido escrita ni creo que algún dí­a vaya ser escrito, pues se teme que miembros de la guerrilla que ahora son parte del gobierno y los que en el futuro sean parte de los que le sucedan a este, sus intereses no sean precisamente la reconciliación y están ansiosos de encontrar pistas para procesar a quienes los derrotaron en el campo de batalla.

Durante los años del conflicto, hubo soldados heridos, muertos, despedazados, perforados por estacas en las trampas que hací­an en los ranchos los campesinos combatientes, que no fueron uno, ni diez, sino que fueron en cantidades superiores que hasta se le podrí­an agregar tres ceros con facilidad, pero de eso nada dice el reporte que la guerrilla escribió conjuntamente con el arzobispado, ni el reporte de las Naciones Unidas.

En esos dí­as del conflicto armado era común ver aterrizar aviones con soldados sangrantes, con pedazos de pierna colgando, perforados con estacas, solo baleados los más afortunados, amén las camionadas de cajas con cadáveres de aquellos que eran hechos prisioneros por las comunidades, que después el Ejército tení­a que entrar a rescatar antes de que sus cuerpos fueran quemados.

Fue una historia tan cruel para la institución armada, que un Ministro de la Defensa lloró después de que vio los cuerpos deshechos de decenas de soldados. De estos algunos sobrevivieron y quedaron inválidos y la mayorí­a entregaron cuentas al Creador.

Yo no me explico por qué todo esto no se cuenta con detalles, para que el mundo se dé cuenta que el enfrentamiento no fue tal como lo pintan, de un ejército feroz contra un grupo de niñitos de primera comunión, sino que se volvió desalmado después de que en Cuba se empezó a entrenar a guerrilleros guatemaltecos sobre las tácticas que usaba la guerrilla en Vietnam y que enardecí­a a los soldados cuando veí­an a sus compañeros despedazados o clavados en los pozos con estacas.

Esa es a grandes rasgos y sin detalles las grandes matanzas y masacres que ocurrieron durante el conflicto armado y que hubiera sido el destino del oficial Laclán Chaclán, si su Sargento encargado no le hace frente a las turbas que los querí­an desarmar.