El nuevo juicio del magnate ruso Mijaíl Jodorkovski comenzó hoy, y el ex propietario de la empresa petrolera Yukos, ya condenado a ocho años de cárcel en 2005, enfrenta nuevos cargos por presuntos delitos financieros que podrían mantenerlo en la cárcel 22 años más.
Jodorkovski y su ex socio Platon Lebedev, también acusado en este proceso, se dieron la mano, se sentaron en la cabina a prueba de balas en la sala del tribunal, fuertemente custodiada, y el juez declaró abierta la sesión.
Poco después, el abogado de Jodorkovski dijo que la defensa trataba de obtener el retiro del fiscal Dimitri Shojin y de su equipo, encargados del juicio inicial que terminó con la condena de Jodorkovski a ocho años de cárcel por fraude y evasión fiscal.
Ese proceso fue un acontecimiento importante durante la presidencia de Vladimir Putin, y condujo a sus críticos a afirmar que Jodorkovski era un chivo expiatorio, una advertencia a otros riquísimos «oligarcas».
Hoy, el abogado defensor Vadim Klyuvgant dijo del último proceso: «Ellos quiere obtener a toda costa lo que desean, y no lo que está de acuerdo con la ley.»
«No se ha presentado prueba alguna. ¿Cómo puede haber pruebas si no se ha cometido nada?», preguntó a los periodistas. «La investigación ha sido todo lo mala que podía esperarse», agregó.
Un comunicado a sus abogados indica que Jodorkovski y Lebedev están acusados de malversar toda la producción petrolera de la ya desaparecida empresa de hidrocarburos Yukos, y de blanquear cientos de miles de millones de rublos en efectivo.
Algunos analistas dijeron que se ignoraba cuál sería la actitud del presidente Dimitri Medvedev hacia el prisionero más famoso de Rusia.
Desde que asumió el cargo, en mayo pasado, Medvedev ha subrayado que los tribunales rusos deben ser independientes, en contraste con el primer proceso de Jodorkovski, comparado por los críticos a los juicios con fines propagandísticos de la era soviética.
Sin embargo, el diario de negocios ruso Vedomosti dijo en un artículo que en este caso había pocas probabilidades de que Medvedev se desviase de la línea de su predecesor, el actual primer ministro Vladimir Putin.
Detener la acción judicial «equivaldría a reexaminar la división del poder y la propiedad creada por el equipo de Putin», afirmó dicho periódico, concluyendo que «no hay señales de un cambio de rumbo o de veredictos».
Si fuese encontrado culpable de los cargos actuales, que según el cotidiano Kommersant llenan al menos 14 volúmenes, Mijaíl Jodorkovski, de 45 años, podría ser condenado a unos 22 años de prisión, indicaron sus abogados.
Jodorkovski fue sacado de su prisión siberiana la semana pasada y llevado en avión a un centro de reclusión de Moscú.
Su prolongada detención nunca causó mucha preocupación a los rusos, y las encuestas muestran que la mayoría de la gente no le tiene lástima.
Pero sus partidarios y militantes sostienen desde hace tiempo que su arresto fue instigado por Putin y el grupo «Siloviki», integrado por poderosos ex agentes de inteligencia dirigidos por su mano derecha, Igor Sechin.
Jodorkovski enfureció al Kremlin al financiar abiertamente a partidos opositores como el liberal Yabloko en el período previo a las elecciones parlamentarias de 2003.
En agosto pasado, un tribunal rechazó un pedido de libertad bajo fianza del magnate ruso, alegando una negativa suya a participar en un programa de entrenamiento en la prisión.