En la segunda edición del Clásico Mundial de béisbol que arranca el jueves en Japón, con otras subsedes en Puerto Rico, Ciudad de México y Toronto, están los 16 equipos nacionales más representativos de esta disciplina, pero no todos los peloteros más dotados de la misma.
La criatura que en el 2006 sacaron con «forceps» la Major League Baseball (MLB) y la Federación Internacional de Béisbol (IBAF, por sus siglas en inglés), todavía lucha por sobrevivir, en medio de problemas con el calendario, negativa de los equipos de Grandes Ligas a ceder a sus principales figuras, y la calificación de huérfana que le han dado las grandes cadenas televisivas.
Con la presencia de Japón y Cuba, campeón y subcampeón del primer Clásico en el 2006, y selecciones de alto nivel como las de República Dominicana, Estados Unidos, Puerto Rico y Venezuela, el evento recorrerá siete capitales del mundo hasta su culminación final el 23 de marzo.
El Grupo A, compuesto por Japón, Corea del Sur, Taiwán y China arranca el 5 de marzo en el Tokyo Dome de esa ciudad. Dos días después lo hacen las otras sedes de México, Canadá y Puerto Rico.
La llave B está basificada en el estadio Foro Sol de Ciudad de México, e incluye a la selección azteca, Cuba, Australia y Sudáfrica, y la C tiene por sede el Roger Centre Stadium de Toronto, donde se medirán Canadá, Estados Unidos, Venezuela e Italia.
El estadio Hiram Bithorn de San Juan, Puerto Rico, acoge por segunda ocasión al Grupo D, ahora conformado por la novena boricua, República Dominicana, Panamá y Holanda.
Todos los equipos contarán con jugadores de las Grandes Ligas de béisbol, salvó Cuba, que participa con un representativo de amateurs de su campeonato nacional.
El estatus de los jugadores cubanos es cuestionado en muchos círculos especializados, ya que aunque no ganan dinero por competir, reciben un salario del estado sólo por jugar béisbol a tiempo completo.
Hasta China, que la pasada edición presentó un plantel de bisoños aprendices, ahora cuenta en sus filas con tres jugadores que se desempeñan en sucursales de Ligas Mayores.
Amen del factor de representación geográfica con que los organizadores buscan mercadear el torneo, y de que se pueda cuestionar la presencia de algunos equipos «comparsas» como la propia China y Sudáfrica, lo cierto es que en este Clásico está todo el abanico del béisbol mundial actual.
Países de gran tradición beisbolera como Nicaragua y Colombia ya no tienen siquiera un campeonato nacional de peso para conformar una selección competitiva, y sus individualidades en Grandes Ligas no pasan de la decena.
Como en la edición pasada, habrán ausencias notables en el orden individual, unas por autoexclusión, como el panameño Mariano Rivera y el dominicano Manny Ramírez, y otras por prohibición, como el dominicano Albert Pujols y el boricua Jorge Posada.
Los dos primeros lugares de los Grupos A y B chocarán desde el 15 al 19 de marzo en el Petco Park Stadium de San Diego (California), y los primeros clasificados de las llaves C y D se verán las caras en el Dolphin Stadium de Miami, del 14 al 18 de este mes.
Los equipos que queden en primer y segundo lugares de las llaves de cuartos de final avanzarán a semifinales en el Dodgers Stadium de Los Angeles, la primera el 21 de marzo y la segunda al día siguiente, con la final por el título prevista para el lunes 23 en el mismo escenario.
El campeón del Clásico irá sumando premios en metálicos por cada etapa que venza, hasta un total de 3,4 millones de dólares, mientras que cada equipo recibirá 300 mil dólares sólo por participar en la primera ronda.
Según las normas del evento, las ganancias de cada equipo se dividirán en un 50% para los jugadores y la otra mitad para la federación nacional de béisbol correspondiente, a fin de propiciar el desarrollo del deporte.
GRUPO A
Japón
Corea del Sur
Taiwan
China
GRUPO B
México
Cuba
Australia
Sudáfrica
GRUPO C
Canadá
Estados Unidos
Venezuela
Italia
GRUPO D
Puerto Rico
República Dominicana
Panamá
Holanda