Los venezolanos van a las elecciones presidenciales del domingo, en las cuales el mandatario izquierdista Hugo Chávez aparece como claro favorito frente al opositor Manuel Rosales, en un clima de nerviosismo debido a rumores alarmistas y temores de violencia.
La población se aprovisiona de alimentos entre temores de cortes de electricidad y falta de transporte.
Chávez, un teniente coronel retirado de 52 años que gobierna desde hace casi ocho años, denuncia desde hace semanas que grupos extremistas pueden generar violencia para intentar alterar los comicios.
El presidente, que goza de un favoritismo de 20 a 30 puntos según sondeos, denunció el jueves que se había desmontado un intento de parte de sectores radicales disidentes para atentar contra el candidato Rosales y generar caos, aunque no anunció ninguna detención.
«Si a mi me llegase a pasar algo, al que había que investigar es a él (Chávez). Me preocupa que pudiera ser una cortina de humo y que detrás de eso pudieran esconderse otras intenciones», replicó Rosales este viernes ante corresponsales extranjeros.
Rosales también prometió que si gana suspenderá «convenios con Irán, porque ese es un gobierno acusado de terrorismo» y parte de los suscritos con Rusia.
Los jefes de las delegaciones de la UE y de la OEA se entrevistaron este viernes con Chávez.
La campaña, en la que no se produjeron incidentes significativos, ha estado marcada no obstante por las descalificaciones mutuas: Chávez acusa a Rosales de ser «lacayo del imperialismo» norteamericano, mientras el candidato opositor lo señala de «títere sentado en las piernas de Fidel Castro».
El ánimo de la ciudadanía se torna inquieto a medida que llega el día de los comicios. En Caracas, especialmente en los barrios de clase media, los supermercados están abarrotados de compradores y escasean varios productos debido al nerviosismo de los últimos días.
En los barrios más pobres y las provincias la situación es más tranquila, y los temores se refieren más bien a versiones de que el transporte público escaseará.
El ministro de Defensa, general Raúl Baduel, hizo un llamado este viernes para que «reine la cordura y la sensatez en la conducta de los ciudadanos».
La campaña mostró como una de las mayores sorpresas el regreso masivo de la oposición a la batalla electoral, luego de haberse retirado de las legislativas en diciembre de 2005 y haber perdido un referendo que buscaba revocar el mandato de Chávez en agosto de 2004, que la dejó desmoralizada.
Rosales, gobernador del petrolero estado Zulia (occidente), logró reanimar a la alicaída oposición. Pero el tiempo se agotó para su vertiginoso ascenso, que le hizo pasar de una intención de voto de 7% que registraba en agosto hasta un máximo cercano al 40% en noviembre, según los sondeos.
La abstención podría oscilar del 30% al 40% de los casi 16 millones de inscritos en el padrón electoral, según los especialistas.
Más de 33.000 mesas electorales comenzaron a instalarse este viernes en las escuelas que sirven de centros de votación.
Chávez fue elegido presidente por primera vez en 1998 y fue reelegido en el 2000, luego de aprobarse una nueva Constitución.
Si es reelegido el domingo gobernará hasta 2013, un nuevo mandato en el que profundizará su proyecto socialista y baraja la posibilidad de un referéndum para aprobar la reelección indefinida y la reforma del Estado.
Los partidarios de Chávez tienen previsto ofrecer facilidades a los habitantes de los barrios más pobres, donde se concentra su mayor capital político, para trasladarlos a los centros electorales, usualmente alejados de sus casas.
La apuesta de la oposición en estas elecciones es -si no gana- al menos reconstruir una fuerza que sirva de contrapeso a Chávez, quien tiene un amplio control sobre los poderes del Estado.
Ese escenario marcaría una ruptura con las batallas opositoras de los últimos años, al final de las cuales los principales contendores del presidente desaparecieron de la escena política.
Rosales aseguró este viernes que «si el juego es limpio, las reglas claras y hay respeto a la ley, todos estaremos felices con el resultado».
Las elecciones venezolanas, con un proceso totalmente automatizado, son supervisadas por más de 200 observadores internacionales de la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter, y alrededor de mil observadores venezolanos.
El presidente Hugo Chávez, un teniente coronel (r) que lidera una revolución bolivariana en Venezuela desde febrero de 1999, aspira a la reeleción este domingo por otros seis años para implantar el «socialismo del siglo XXI».
Chávez nació en 1954 en el pueblo de Sabaneta, estado de Barinas (oeste), hijo de un humilde maestro que actualmente es el gobernador de ese estado.
En febrero de 1992, protagonizó un fallido golpe de estado contra el gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, que sin embargo lo lanzó a la arena política.
Tras rendir las tropas en un discurso en el que asumió la responsabilidad de la intentona y dejó entrever que continuaría buscando el poder, Chávez pasó dos años en prisión.
En 1994, ya en la calle, se dedicó a recorrer el país en una larga campaña que lo llevó cuatro años después a ganar la presidencia con 56,2% de los votos en diciembre de 1998.
Durante su gobierno, que bautizó «bolivariano y humanista», se eligió una Asamblea Constituyente que redactó una nueva Constitución aprobada también en referendo el 15 de agosto de 1999.
En 2000 fue ratificado en la presidencia en base a la nueva constitución, que le dio un nuevo mandato de 6 años como si ya no hubiera gobernado dos, con 59,7% de los votos.
Chávez derrotó en esa oportunidad a uno de los militares con quien había perpetrado el golpe frustrado, el teniente coronel Francisco Arias Cárdenas, que tras romper con él lideró a la oposición, pero que en 2002 volvió al redil del chavismo.
Tras la aprobación de 47 leyes en diciembre de 2001, Chávez enfrenta un levantamiento de la oposición que conduce en 2002 a un golpe de Estado de 47 horas que termina con su vuelta triunfal al poder y un paro petrolero de casi dos meses en 2003 que desbarata la economía del país.
Chávez pasa a controlar la Fuerza Armada y la estatal petrolera, los dos pilares de su poder.
En 2004 ganó con 59% el referendo revocatorio que la oposición solicitó para removerlo del poder.
En elecciones posteriores sus partidarios ganaron 22 de las 24 gobernaciones del país y luego toda la Asamblea Nacional en comicios en los que se retiró la oposición.
Chávez se casó y divorció dos veces, tiene cuatro hijos y dos nietos.
Manuel Rosales
Manuel Rosales, de 53 años, es el gobernador del petrolero estado Zulia que disputará la presidencia a Hugo Chávez en las elecciones de este domingo en Venezuela.
Rosales comenzó su larga carrera política como concejal en 1979 y en 1983 fue diputado a la Asamblea Legislativa estadal por el partido socialdemócrata Acción Democrática (AD).
En 1995 y ya escindido de AD ganó la alcaldía de la ciudad de Maracaibo, capital del estado Zulia, con su partido Un Nuevo Tiempo (UNT), donde se formó una imagen de gerente y hombre fiel a su región.
Gana dos veces la gobernación en 2000 y 2004 derrotando a candidatos apoyados por el presidente Chávez.
Es un maestro de escuela, casado en segundas nupcias, con 10 hijos y un nieto.
Fue designado candidato por la mayoría de partidos opositores el 9 de agosto pasado iniciando desde entonces una incansable campaña por todo el país para recontruir la unidad de la oposición, conjurar las posturas abstencionistas y ganar adeptos entre los pobres que respaldan al presidente.
Prometió distribuir más equitativamente la renta petrolera a través de una tarjeta de débito que llamó «Mi Negra» con la que se beneficiaría alrededor de dos millones de venezolanos sin empleo con una partida entre 279 y 465 dólares mensuales.
Se define como socialdemócrata, asegura que impulsará la unidad nacional, la defensa de las instituciones tradicionales, la propiedad privada y sobre todo conjurar el fantasma del comunismo al estilo cubano que según las encuestas rechaza el 80% de la población.
El gobierno lo ataca por haber firmado en abril de 2002 el decreto que disolvió los poderes durante el golpe que derrocó a Chávez por 47 horas.