¿Por qué siguen robando celulares?


Uno de los robos más comunes en Guatemala es el de los teléfonos celulares y ahora la modalidad que prevalece es el aprovechamiento de nuestros embotellamientos viales para que individuos desde motocicletas amenacen con armas a los automovilistas que se encuentran varados en el tráfico a fin de que entreguen los aparatos. Es corriente que en medio de los atascos, algunos conductores traten de matar el tiempo hablando por teléfono gracias a la tecnologí­a de los celulares, pero eso es aprovechado por bandas bien organizadas que actúan con total impunidad desvalijando a decenas de personas diariamente.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Es indudable que los criminales tienen una inventiva tremenda y saben sacar provecho de las circunstancias que les facilitan el trabajo. Poco importa que sea enorme la cantidad de gente armada en los carros, porque muy pocos están dispuestos a armar una balacera que puede dejar ví­ctimas inocentes en medio de esos embotellamientos y eso hace que los criminales se sientan relativamente confiados de que les entregarán los aparatos sin mayor resistencia. Además, según el relato de testigos, flanquean literalmente a los automovilistas y desde las dos ventanillas muestran las armas para convencer a cualquiera de que ante dos puyas no vale la pena arriesgarse.

Todo ello forma parte de lo cotidiano en nuestra ciudad, pero la pregunta que nos tenemos que hacer es por qué si se supone que las telefónicas asumieron el compromiso de no activar teléfonos robados, situación enmarcada ya en ley, esos aparatos siguen siendo tan apetecidos por los delincuentes, al punto de que no vacilan en sacrificar la vida de quienes se opongan. Un teléfono robado no tiene enorme valor, pero a pesar de ello siguen siendo tentación permanente para los ladrones por lo que es obvio que existe una enorme facilidad para activarlos pese a las normas vigentes y a las expresiones de las telefónicas en el sentido de que ayudarí­an para defender la vida de los guatemaltecos.

Mientras exista esa facilidad para activar los teléfonos robados, seguirá siendo enorme la cantidad de robos y el uso de los celulares en la ví­a pública seguirá siendo un acto de gran peligro para los usuarios, porque los expone a la acción de criminales desalmados que los buscan sabiendo que las telefónicas les proporcionarán un nuevo chip y permitirán que alguien los use a pesar de que son producto de robos muchas veces sangrientos.

Lo peor de todo es que los guatemaltecos nos hemos resignado ante una situación que debiera provocar reacciones por lo menos indignadas de quienes nos damos cuenta que hay enorme gato encerrado en la cuestión. No puede ser que sigan matando gente por los celulares y que diariamente sea muy grande la cantidad de aparatos robados si en teorí­a los mismos serí­an totalmente inútiles porque las telefónicas no los pueden ni deben activar.

Hasta cuándo seguiremos soportando esa complicidad criminal que significa el activar aparatos robados y que están muchas veces manchados con la sangre de sus legí­timos propietarios que fueron despojados. No comprar aparatos robados debe ser el compromiso de los ciudadanos, pero las telefónicas tienen un deber que no pueden eludir.