Las autoridades estadounidenses dejaban este lunes abierta la posibilidad de una nacionalización parcial de los bancos en dificultades, una eventualidad debatida desde hace tiempo, aunque el Tesoro quiere evitarlo apelando primero a los capitales privados.
El «Plan de Asistencia en Capital», cuyas modalidades fueron precisadas el lunes, ofrece clarificaciones esperadas desde hace varias semanas sobre la cuestión.
El Tesoro explicó que la nacionalización será su último recurso. Las nuevas modalidades del plan de estabilidad financiera, votadas por el Congreso en octubre y que entrarán en vigor el miércoles, establecen varias etapas antes de llegar a la nacionalización, empezando por llamar a los capitales privados.
En caso de que Washington tuviera que intervenir: «los capitales del Estado tendrán la forma de acciones preferenciales obligatoriamente convertibles, que se transformarán en acciones ordinarias sólo si fuera necesario para mantener a los bancos bien capitalizados», indicó el Tesoro.
Hasta ahora, el Estado se había conformado con acciones preferenciales no convertibles, lo que significaba que no tenía con ellas derecho a voto.
Esta nueva política podría convertir al Estado en accionista mayoritario de los bancos con más dificultades, entidades en las cuales los capitales privados ya no quieren invertir.
«Â¿Por qué no dar el paso y nacionalizar? (…) El objetivo a largo plazo no es el control por parte del Estado: como los pequeños bancos intervenidos cada semana por la FDIC (la autoridad de regulación bancaria), los grandes podrían ser devueltos al sector privado en cuanto fuera posible», afirmaba el domingo el premio Nóbel de economía Paul Krugman.
Los mercados apostaban por la nacionalización en el caso de los dos bancos en los cuales Washington inyectó ya más dinero: Bank of America y Citigroup, que recibieron 45.000 millones de dólares cada uno.
La caída de sus acciones en la bolsa desde principios de año refleja el temor a que el Estado los compre a bajo precio antes de reformarlos a marchas forzadas, como hizo con la aseguradora AIG.
El domingo, el Wall Street Journal afirmaba que las autoridades estudiaban hacerse con 25 a 40% del capital de Citigroup.
Contactado por AFP, el banco no comentó esta información y repitió que tiene «una base de capital sólida».
El nuevo plan prevé que el Tesoro evalúe en primer lugar «las necesidades de capital de los grandes establecimientos bancarios estadounidenses». Después, los bancos que necesiten ayuda «tendrán primero la ocasión de dirigirse hacia las fuentes de capital privado».
Si el Tesoro tuviera que inyectar capital, advirtió que «no está previsto que se mantenga de manera permanente». El Estado seguirá exigiendo que los bancos les compren sus acciones preferenciales en cuanto sus finanzas lo permitan.
Las autoridades estadounidenses abordan esta solución con mucha reticencia.
«Porque nuestra economía funciona mejor cuando las instituciones financieras están bien administradas por el sector privado, la principal hipótesis del Programa de Asistencia de Capital es que los bancos tienen que quedarse en manos privadas», concluye el comunicado del Tesoro, la FDIC, la Reserva Federal y de dos autoridades de regulación bancaria dependientes del Tesoro.