Los Rolling Stones, con accidentes y achaques post 60, sellaron en California el final de una gira mundial que en un año los subió a casi todas las tarimas previstas, y con las baterías tan rabiosas como antes amasaron unos 440 millones de dólares para sacarle la lengua a los U2.
El fin de semana pasado la gira «A Bigger Bang» se despidió en Los íngeles de un periplo iniciado en agosto de 2005 y que dejó plantados al público en España, Hawai así como a algunos ingleses, canadienses y estadounidenses que habían comprado entradas para los conciertos que anuló la banda por la afonía de Mick Jagger o la dramática caída de Keith Richards desde una palmera.