88 años de Modernismo tras la publicación de «Alba Emérita», de César Brañas


Dr. Julio Reyes Gordillo

En el recorrido de los diferentes suplementos culturales que han salido a la luz en nuestro paí­s, en los últimos años, siempre ha habido un espacio para publicar los ensayos de rescate de alguna obra literaria, ya sea la obra prí­stina de un gran escritor, o la más sobresaliente, no importando sus orí­genes. Y así­, han pasado por esas páginas, ensayos sobre «Ulises» de James Joyce, hasta «Pedro Paramo» de Juan Rulfo, pasando por «Cien años de soledad» de Garcí­a Márquez, la obra de Ernest Hemingway, «Trilce» de César Vallejo, o la obra de Julio Cortázar. Y uno que otro sobre Augusto (Tito) Monterroso, «Las lí­neas de tu mano» de Luis Cardoza y Aragón, y la tan controversial tesis de Miguel íngel Asturias; estos tres últimos baluartes de las letras guatemaltecas. Tan así­ el pensamiento de este último vate que forzó en la actualidad que un escritor no aceptara la condecoración del Premio Nacional de Literatura.


¡Albricias! Muchos se preguntaban qué tanto escozor causaba la dicha tesis, pero pocos tení­an la oportunidad de conocerla, por lo que, ¡enhorabuena!, se realizó su edición en libro, para poder conocer su contenido y concluir por pensamiento propio; pero esto es plumilla de otro tintero.

Y como dice Margarita Carrera, «en Guatemala hay escritores que por el hecho de no haber trascendido nuestras fronteras no se les conoce, ni se les reconoce y por lo tanto se han ido quedando en el olvido». Rescatarlos serí­a una obligación cultural.

Por eso enumeraba los artí­culos y ensayos que se publicaron y publican en los suplementos culturales; pero de nuestros escritores y sus obras poco se dice.

Si desde la publicación de «Azul», de Rubén Darí­o, se ha considerado como la iniciación de la etapa del Modernismo en los paí­ses hispanohablantes, no podemos dejar de lado «Alba Emérita», una de las primeras y principales obras del Modernismo en Guatemala.

ALBA EMí‰RITA

En 1920, con el sello costarricense Alsina, se publicó «Alba Emérita», la primera obra narrativa publicada formalmente en forma de libro por César Brañas. Digo la primera formal, porque -como le llama Seymour Menton en «Historia crí­tica de la novela guatemalteca»- la otras «novelitas» (novelas cortas dirí­a yo), fueron publicadas como folletones o suplementos del ya olvidado y desaparecido diario vespertino El Imparcial.

Se editó en 1920, pero se puso a la venta en 1923, anunciándolo en la sección «Varios» de El Imparcial: «Ya está a la venta «Alba Emérita» de César Brañas».

Francisco Solares Larrave sentenció que esta novela «no ha recibido más atención por haber sido publicada solamente una vez y haber sido etiquetada como modernista, siguiendo criterios de estilo».

CRíTICA

La primera crí­tica que se hizo a esta obra se realizó al poco tiempo de haberse publicado, y estuvo a cargo de Fermí­n Jiménez, en nota publicada en el Diario de Centroamérica, redactada en estos términos:

«La novela nacional.

«»Alma Emérita»: a las primeras páginas del libro publicado por el joven escritor César Brañas y que nos fuera dirigido con atenta dedicatoria, nos encontramos en presencia de una novela, que por el estilo, por la extraña modalidad del principio y por el exotismo de que rodea el autor las escenas y los personajes, significa la única labor de positiva novela hecha en Guatemala.

«Como hay un prólogo que advierte que la crí­tica no «entenderá» el libro y que al autor le da lo mismo que hablen de él o no, nos encontramos perplejos en la natural vacilación de agradar o desagradar al padre de la criatura.

«La novela, sin hacer crí­tica, es meramente imaginativa; en los párrafos preliminares advierte el novelista que su obra se apartará de los rudos caminos de la vida, para encumbrarse hasta los cielos del ideal, éstas son palabras de don César.

«Como primeriza se le dispensa a la doncella que hoy entra en el mundo de la publicidad, todas aquellas divagaciones un tanto anarquistas, escritas con pulso débil y con un alambicado estilo de principiante.

«No es la frase, no es el motivo, no es la literatura, los que hacen valer las obras de Brañas; es lo que podrí­amos llamarse el ambiente y el cuerpo de una positiva orientación en la materia. Nuestros novelistas han creado determinado tipo desenvuelto, determinada tesis, abarcado un cuadro de acción, que les hace desarrollar sus facultades en un orden de ideas. De aquí­ que serí­an muy buenos cuentistas. Pero la novela no está precisamente en la particularización de un carácter o de un medio ambiente, sino en la más amplia concepción de las cosas y de las personas. El novelista no «mira «, sino que ve a gran distancia, los seres y los casos toman un carácter de mayor complejidad, y es sobre este enjambre, sobre el que la novela pasa generalizando y sacando conclusiones.

«La misma novela naturalista francesa y española, huyen del tipo inicial y recurren a la pluralidad de personajes y a la diversidad de ambientes. En el trabajo de Brañas, existe este: la copia de un gris indefinido, que esta acusando la nebulosa, en la que se desarrolla el futuro autor de novelas.

«í‰sta es la sí­ntesis de «ALMA EMí‰RITA». La segunda novela de este muchacho, será indudablemente una consagración.

«Fermí­n Jiménez»

De ese entonces para acá, poco se ha dicho. Será que, por la misma situación social de aquellos tiempos, pocos tuvieron la oportunidad de tener en sus manos esta novela, y, de esos pocos, menos aún los que fueron estudiosos de las letras guatemaltecas como para emitir su opinión.

ESTUDIOS

En el buceo literario para fundamentar esta nota, contados fueron los estudios encontrados, algunos haciendo referencia a la novelí­stica de Brañas en general; claro, refiriéndose a cada una de las novelas pero de forma breve; otros más especí­ficos relacionados con «Alba Emérita».

De estos últimos, todos trabajos de tesis; esto no quiere decir que no valgan la pena. Son estudios, si no profundos, formales, y que al igual que la tesis de Marí­a del Carmen Meléndez de Alonzo: «La hermenéutica en la poesí­a de Cesar Brañas, Raí­z Desnuda», que luego se publicó por la Editorial Universitaria, éstas podrí­an pasar a forman parte de libros de ensayo sobre el estudio de la novela braniana «Alba Emérita».

Porque como trabajos académicos están allí­, en el tesario de una Facultad de Humanidades, pero que no llega a todos, o aún no se conocen su existencia, por lo que considero importante enumerarlas: «La generación de 1920. César Brañas: análisis literario de la novela «Alba Emérita»», y «Elementos modernistas en la narrativa de César Brañas (enfocada a «Alba Emérita»)». Y, por último, pero no menos importantes, varios ensayos; uno «Liturgia y Degeneración: la escritura de la modernidad en «Alba Emérita»», y el otro «Santa Ciencia, profana razón: contrapuntos de la modernidad en «Alba Emérita»», ambos de Francisco Solares Larrave. El primero forma parte del número en homenaje al centenario de César Brañas de la revista Cultura de la Universidad Rafael Landí­var; el segundo, ponencia en el VIII Congreso Internacional de Literatura Centroamericana, realizado en Guatemala en marzo de 2000, desafortunadamente no se pudo ubicar su contenido.

En aquel primer ensayo dice, refiriéndose a «Alba Emérita», que ésta «no ha recibido más atención por haber sido publicada solamente una vez y haber sido etiquetada como modernista, siguiendo criterios de estilo. Por eso se ha ignorado su riqueza para colocarla en la ya larga lista de narraciones que sobreviven a la sombra de novelas como «De sobremesa» de José Asunción Silva, «La Candidatura de Rojas» de Armando Chirveches, y «Sangre patricia» de Manuel Dí­az Rodrí­guez…. a pesar de su naturaleza epigónica, no carece del atractivo que proviene del manejo de algunas imágenes predilectas de los modernistas…»

Mario Alberto Carrera, en «Hacia una valoración crí­tica de la novelí­stica de César Brañas», dice en el primer párrafo de este ensayo: «Formalmente, al menos, la novela de César Brañas corresponde al modernismo?»

Y dentro del contexto de todo su ensayo, y en el cual como el mismo Carrera dice que se va a enfocar más en otras novelas de Brañas que «Alba Emérita», destaca algunos rasgos de ésta, como:

«? a los 20 años -nació en 1900 (refiriéndose a Brañas, y su nacimiento ocurrió en 1899)- publica su primera novela que, como ocurre comúnmente en la novelí­stica romántica, lleva el nombre de la heroí­na: «Alba Emérita». Otro rasgo modernista de «Alba Emérita» es lo religioso mezclado con el pecado carnal, como ocurre en las «Sonatas» de Valle Inclán, en D»anunzzio y Gómez Carrillo».

Y, por último, en la «Separata de la Historia de la Literatura Guatemalteca», que se realizó para la conmemoración de su centenario, realizada por Catalina Barrios y Barrios, gran conocedora de la obra de Brañas, titulada «César Brañas, vida y obra», en el segmento correspondiente a la novelí­stica, y refiriéndose a la obra que nos ocupa apunta que «»Alba Emérita» ha sido considerada como representativa del modernismo, en cuanto a la forma expresiva. Obra de construcción sencilla, dividida en tres partes. En esta sencillez el autor introduce una tema naturalista con la infidelidad al celibato del sacerdote, tema manejado antes por el autor guatemalteco Enrique Martí­nez Sobral en su obra «Inútil Combate». José Marí­a Eí§a de Queiros, escritor portugués, máximo representante de la novela en Portugal, también trabajó igual tema en su obra «O crime do padre Amaro» (El crimen del padre Amaro). El crí­tico novelista español Leopoldo Alas, popularizado con el pseudónimo «Clarí­n», posee temática similar».

David Vela ve en «Alba Emérita» un rasgo autobiográfico en Ramón que está en Parí­s, ya que César Brañas viajó hacia Europa y otros paí­ses americanos.

«Alba Emérita» tiene el mismo espí­ritu decadentista que estaba muy de moda hacia 1900 en toda Europa -Huysmans, D´Annuncio, Foggazzaro, Valle Inclán- que es la nota dominante de esta obra de Brañas, según Menton.

Mas allá de esto, nada, y si existe, no está documentado.

CARACTERíSTICAS

Regresemos a la obra; como en todas las novelas de Brañas, tiene caracterí­sticas especiales, todas están fechadas, en el caso de «Alba Emérita», tiene dos datas: Antigua Guatemala, 1919, y los Diamantes, enero 1920. Se podrí­a intuir con esto que la primera podrí­a ser la fecha en que se inició el relato, y la segunda, la fecha en que se terminó de escribir.

Lo mismo se puede decir del ambiente geográfico donde se desarrolla la trama de la novela, en más de algún momento se menciona una finca en la costa, en la bocacosta, ¿Los Diamantes?

Además, como en la mayorí­a de las mismas, la protagonista es una muchachita de 16, 17 o 18 años. Y cuando digo en la mayorí­a, así­ es, desde «Mi novia tiene sed» (no conocida, publicada como suplemento de El Imparcial) hasta «Pobreza, Soledad» (también no conocida, publicada póstumamente en folletones cuando aún circulaba El Imparcial), pasando por «Sor Candelaria», «La divina patoja», y «Las guarias de febrero».

El estilo de Brañas en «Alba Emérita» es único, el cual es enriquecido con recursos retóricos que hacen que la narración se disfrute, que el lector en un momento dado se sienta parte del contexto, se sienta protagonista, que viva y sienta, que sufra y goce; que se transporte al entorno histórico polí­tico cultural en que se desarrolla la novela. Es conocer el tiempo, espacio y persona, tanto de la narración como del autor.

Desglosando la novela, como dijo el citado Carrera, ésta es de conformación sencilla, compuesta de tres partes: a) la vocación literaria de Ramón y el inicio del noviazgo con Alba Emérita; b) la llegada de Nevares a la Antigua y su enamoramiento de Alba Emérita, y c) el triunfo vocacional literario de Moncada y la violación de Alba Emérita por el padre Nevares. Cada parte compuesta por varios capí­tulos en cantidad desigual.

CONCLUSIí“N

Como decí­a en lí­neas arriba, por el entorno polí­tico cultural de entonces, pocos pudieron tener acceso a «Alba Emérita», por lo tanto, serí­a un privilegio tener en las manos un ejemplar y poder disfrutar su lectura. Imbuirse en la trama de la novela y sentirse un protagonista más de ésta.

«Alba Emérita» debe ser considerada uno de los iconos del Modernismo guatemalteco y reeditarse. Rescatar la novela completa de César Brañas serí­a rescatar un clásico de la literatura, y revalorar al hombre de la soledad, al hombre de la sonrisa franciscana. Pues Brañas es considerado uno de los pilares de la literatura guatemalteca.

Brañas nos ha dejado su legado literario, pero no se ha sabido apreciar, y aunque ya lo decí­a él en uno de sus poemas que conforman el poemario «La sed innumerable

(apuntes para una despedida)»:

«He de marcharme, amigos, no dolientes mí­os, indiferentes y hermosos en los tumultuosos quehaceres de la vida, dueños del instante y la alegrí­a, dueños del propio dolor y de la violencia que os atañe: debo disponer de los bienes que me fueron por un dios imprudente asignados para un momento que ignoró su medida: cuanto estuvo cerca de mis ojos, cuanto medio su gracia, su lumbre o su refugio, os dejo: os dejo cuanto he amado?.

«Os dejo los libros en cuyas ondas reposaban nunca emprendidos viajes y golondrinas de siempres y de jamases, que de antiguos ocasos regresaban, los libros amados?.

«Os dejo todo lo que fue mí­o porque en el ansia se hací­a horizonte a mis ojos, inexpresa voz en mis labios, intangible delicia de mi tacto, extensión sin limites del anhelo que mi congoja acrecentaba, el mundo que no supe florecer, os dejo?

«Aprended a tiempo mi lección sombrí­a: por no haber sabido mi cuerpo llagado de luz y errores el mundo disfrutar con ardor frenético, por haber usurpado sol que a otros incumbí­a, y no haber alzado al amor montañas de alborozo, sabedlo, en mi carne se enfrí­a, en mis ojos se apaga, terrestre herencia malversada, paloma de la vida, llama de canto de mi ciprés.

«Os dejo, amigos.

«Dejadme ya. Os dejo.»