La palabra ESPERANZA se compone de Anza, un sufijo paroxítono moho que forma derivados verbales que, en general, denotan acción y el efecto de la acción del verbo originario de alabar, y de la palabra Espera, que es la acción y efecto de esperar, y es así como se pudiera entender que la palabra Esperanza fuese el reflejo del estado de ánimo en el cual se representa como posible algo físico o moral que deseamos alcanzar u obtener con vehemencia y de esta situación psicológica nace lo que comúnmente llamamos la Esperanza de alcanzarlo o de poseerlo, y en este sentido, constituye un sueño más en nuestras vidas, como las fantasías de una persona sólo que despierto, avisado, vivo no dormido.
El término la Esperanza aplicada al ser humano vivo es la confianza que se tiene de recibir una cosa, actitud pasiva de espera que ocurra lo que deseamos, por ejemplo, cuando adquirimos o participamos en una rifa, lotería, y el individuo participante se convierte apropiado de una actitud no realista, o sea está confiado con la expectativa de que algo que se desea ocurra, situación cómoda de espera, de no acción o movimiento, que son estos últimos los que precisamente generan la posibilidad real de que ocurra el evento que deseamos gozar o compartir.
Quisiera entender que su idea al entrarle a este tema, es para despertar confianza en sus lectores y que se ubiquen en una actitud de hacer las cosas en forma positiva, áreas de pensamiento que conllevan a motivar a la acción para actuar exitosamente en cualquier crisis que aparezca; a propósito conviene recordar el proverbio chino que reza:
*El hombre que permanece sentado con la boca abierta, espera mucho tiempo a que pase volando el pato asado* O sea, si deseamos para nosotros o para nuestra familia que las cosas buenas de la vida sucedan la única manera viable de obtenerlas es Trabajar para adquirirlas-
Ahora bien siguiendo con el tema que me ocupa, deseo referirle que al respecto hay ciertas técnicas básicas para analizar esta clase de preocupaciones, que generan posiblemente una Esperanza con un porcentaje bastante alto de que ocurra lo que deseamos. Entre ellas están las pequeñas reglas de oro que enseñó el señor DALE CARNEGIE como son las que enumeraré y que él las llamó básicas para seguir adelante sin preocupaciones los eventos sugeridos: El explica que sobre el tema dentro del que nos encontramos debemos documentarnos bien, pesar y medir el alcance de cada detalle para entonces llegar a una decisión que puede ser compartida y favorecida por todos, y una vez tomada la decisión se debe actuar de inmediato. Los pasos previos a seguir serían, en este caso, escribir en un papel ¿cual es el problema, sus causas, las posibles soluciones, y determinar cual de ellas es la mejor? Y luego actuar sin reservas ni dilaciones. El propósito es utilizar el momento preciso o más provechoso, para no rememorar las cosas negativas que aparentemente nos acosaron alguna vez.
El señor Dale Carnegie siempre sugiere en sus enseñanzas que las cuestiones se vean con optimismo y anticiparse en lo posible a cualquier eventualidad perjudicial que pueda sobrevenir. Esto quiere decir que no debemos esperar, por ejemplo, a estar realmente enfermos para hacernos un chequeo médico, sino debemos adelantarnos a cualquier eventualidad si tenemos en nuestro cuerpo síntomas distintos a los acostumbrados.
Debiéramos aceptar y comprender, entonces, que el Pesimismo y el Optimismo son simples hábitos, opuestos uno del otro, y que adquirimos en nuestras relaciones habituales con los demás personas.
La negatividad, por ello, hay que desterrarla de nuestro pensamiento, la esperanza deberíamos considerarla; pero verla con recelo, porque la negación y las dudas hay que destruirlas con pensamientos positivos, y no volcarlas hacia a los que nos rodean. Siempre procuremos pensar y actuar con Optimismo con la consiguiente Acción para no distraer nuestra inclinación a aquello que nos ocupa.