El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se negó a hablar de «guerra civil» en Irak este martes en Tallin y dijo que la violencia actual se debe a que desde hace nueve meses los extremistas iraquíes tratan de provocar enfrentamientos confesionales.
En una conferencia de prensa conjunta con su homólogo estoniano Toomas Hendrik Ilves, Bush insistió en la necesidad de que los países miembros de la OTAN proporcionen tropas para asumir la misión de la Alianza en el otro frente de su «guerra contra el terrorismo», en Afganistán.
Durante la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el martes y el miércoles en la vecina Letonia, Bush cuenta también presionar a los otros miembros de la Alianza para que acepten las «misiones difíciles» en Afganistán, es decir la participación de sus soldados en las zonas peligrosas.
El deterioro de la situación en Afganistán, y más aún en Irak, dio un carácter urgente al viaje de Bush por los países bálticos y a su posterior visita prevista a Jordania.
El miércoles en la tarde, Bush partirá directamente de Riga a Ammán para entrevistarse allí con el primer ministro iraquí Nuri Al Maliki.
Ante la nueva ola de atentados y asesinatos, la opinión pública estadounidense se pregunta cada vez más si Irak no cayó en la «guerra civil» como algunos medios periodísticos comienzan a llamar a ese conflicto.
Bush rechazó una vez más esta denominación.
«Los atentados que han ocurrido recientemente forman parte de un plan en curso desde hace unos nueve meses», afirmó, cuando hace menos de una semana que se produjo el más sangriento de los ataques desde la invasión en marzo de 2003, con más de 200 personas muertas en Bagdad en un atentado contra la comunidad chiita, perpetrado el 23 de noviembre.
Al parecer, Bush hizo suyo lo que uno de sus consejeros llamó en la víspera «nueva fase» de la situación iraquí, refiriéndose al atentado con dinamita contra uno de los santuarios del islam chiita en febrero, que desencadenó las violencias confesionales.
El término de «guerra civil» provoca un importante debate, pues si fuese admitido fortalecería la oposición a la guerra en una opinión estadounidense poco dispuesta a ver a sus soldados en medio de combates intercomunitarios.
Según Bush, los atentados muestran la voluntad de los extremistas de «fomentar las violencias confesionales». La misma voluntad actúa en la región de parte de los adversarios de la democracia, según dijo.
Cuando Bush se reúna con el primer ministro iraquí, «le preguntará lo que se necesita y cuál es (su) estrategia para llegar a que el país se gobierne por sí mismo y autosatisfaga sus necesidades», dijo.
El propio Bush irá a Jordania en un contexto de crecientes presiones para que cambie su política iraquí.
Frente a la ausencia de perspectiva de una salida de Irak, la nueva mayoría demócrata reclama el comienzo de una retirada de las tropas.
Bush inició una revión de la política iraquí de su gobierno.
Los informes de su administración, así como los de un grupo independiente de personalidades son muy esperados.
El presidente norteamericano se encuentra cada vez más presionado para que acepte conversaciones directas con Irán y Siria para que estos dos países contribuyan a restaurar la estabilidad de su vecino iraquí.
Pero Bush parece descartar tal eventualidad.
«Irak es un país soberano que tiene su propia política exterior», dijo.
Si Irak estima que tales conversaciones deben llevarse a cabo, estas deben «dar resultados», agregó.
Y «uno de los resultados que Irak quiere lograr, es que los iraníes lo dejen tranquilo», comentó.
Bush reiteró que para que Estados Unidos acepte sentarse a negociar con Irán, éste debe suspender «de una manera que pueda ser verificada» sus actividades nucleares ultrasensibles de enriquecimiento del uranio.
El presidente norteamericano, George W. Bush, rechazó el martes en Riga una retirada de las tropas estadounidenses de Irak «antes de que la misión esté terminada», pese a la presión que soporta para que Estados Unidos comience a repatriar sus soldados.
«No voy a sacar a las tropas del campo de batalla antes de que la misión esté terminada», dijo Bush en un discurso en la universidad de Riga, poco antes del inicio de la cumbre de la OTAN en la capital letona.