Michelle Obama, que tiene previsto ocuparse sobre todo de sus hijas en la Casa Blanca, podría desempeñar un papel político importante junto a su marido, Barack, quien asume la presidencia el 20 de enero, al encarnar un modelo de éxito familiar y profesional para la comunidad negra.
Michelle Obama, que cumplirá 45 años el 17 de enero, será la primera dama más joven de la historia estadounidense después de Jackie Kennedy. Alta y esbelta, su estilo es elogiado por el mundo de la moda, que aún comenta el vestido rojo vivo que llevaba la noche de la victoria de su marido el 4 de noviembre.
Oficialmente la futura «First Lady» evitará toda ambición política una vez que esté instalada en el palacio presidencial.
«Incluso como primera dama mi primera ocupación seguirá siendo ser madre», dijo en un artículo de prensa poco antes de las elecciones, refiriéndose a sus hijas Malia, de 10 años, y Sasha, de siete.
«Mi primera prioridad será cuidar que nuestras hijas estén bien de salud y mantengan los pies sobre la tierra, con infancias normales: que hagan los deberes, ordenen sus cosas, vayan a danza y jueguen fútbol», asegura esta mujer que se presenta a sí misma como una «primera madre».
Pero Michelle prevé además continuar siguiendo de cerca la vida diaria de las familias estadounidenses, especialmente la de las mujeres, así como hizo durante la campaña electoral.
«Michelle está impaciente por seguir trabajando en los ámbitos que más le importan: apoyar a las familias de los militares, ayudar a las mujeres que quieren combinar su trabajo con la vida familiar y fomentar el voluntariado», indica el sitio web del equipo de transición.
Pero a largo plazo, esta brillante jurista graduada en la prestigiosa Universidad de Harvard podría apuntar más alto, un poco como hizo Hillary Clinton, que, durante la presidencia de su marido Bill Clinton (1993-2001), lanzó una reforma del seguro de enfermedad finalmente rechazada por el Congreso.
El historiador Robert Watson, de la universidad de Lynn (Florida, sudeste), recuerda que Michelle Obama, una verdadera «superwoman», ganaba más que su marido cuando era vice-presidenta para asuntos exteriores y comunitarios del hospital universitario de Chicago, de donde acaba de renunciar.
«Ella llega mejor preparada que ninguna otra primera dama anterior» para ocuparse de su marido, sus hijos y su vida pública, estimó el historiador al recordar que la primera dama tiene un importante papel en la toma de decisiones en la Casa Blanca, no sólo para organizar cenas de Estado.
«Será una gran primera dama», se entusiasma Faye Williams, presidenta de la Organización Nacional de Mujeres Negras (NOBW, en inglés), que espera que Michelle Obama se comprometa más directamente en asuntos políticos una vez que sus hijas estén bien instaladas en la Casa Blanca.
Williams además ve en la «primera dama negra» de la historia estadounidense un «modelo» para su comunidad, cuyos estereotipos ya hizo trizas. «Hará que estemos orgullosos de lo que somos», aseguró.