El combate se da en plenas calles de Gaza


Imagen captada justo al momento de una explosión por parte de las fuerzas israelitas sobre Gaza. Después de 18 dí­as de ofensivas, el saldo de muertos es de 900. FOTO LA HORA: AFP SAID KHATIB ALTERNATIVE CROP

Las tropas israelí­es y los milicianos del movimiento islamista Hamas se enfrentaban hoy en las calles de la ciudad de Gaza, en el decimoctavo dí­a de una guerra que ha dejado ya más de 900 muertos.


Al menos diez personas murieron en los choques de hoy, indicaron fuentes médicas palestinas. El ejército israelí­ señaló que un oficial sufrió heridas graves.

Las batallas más violentas de la ofensiva estallaron cuando fuerzas especiales israelí­es, respaldadas por tanques y ataques aéreos, se adentraron en varios barrios en el sur a primeras horas de la mañana, indicaron testigos.

Los combatientes palestinos respondieron con bombas colocadas en las calles, obuses de mortero y cohetes antitanque. Las explosiones, el estruendo de los proyectiles disparados por los tanques y los cañonazos aterrorizaron a los habitantes.

Estos combates se producen antes de que el Consejo de Seguridad se reúna nuevamente para tratar la crisis, después de que tanto Israel como el Hamas (acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámica) ignoraron su resolución de la semana pasada pidiendo un alto el fuego.

«Estamos estrechando el cerco a la ciudad», afirmó el general de brigada Eyal Eisenbert, el comandante de la operación, a un grupo de periodistas que pudo entrar brevemente con las tropas.

«No estamos inmóviles, tenemos cuidado de estar todo el tiempo en movimiento», aclaró.

Los medios de comunicación israelí­es señalaron el martes que las autoridades del paí­s podrí­an aprobar una expansión de la ofensiva en Gaza a pesar de las actuales conversaciones en Egipto para poner fin a la guerra.

Los tanques se retiraron poco después de la madrugada de los barrios de Tal al Hawa y Sheij Ajlin, pero las tropas y los vehí­culos blindados permanecieron acantonados en el vecino barrio de Zeitun.

Los aviones de guerra realizaron más de 60 ataques durante la noche, tomando como blanco lugares de lanzamiento de cohetes, instalaciones de almacenamiento de armas, puestos de avanzada del Hamas y túneles de contrabando en la frontera de Gaza con Egipto, indicó el ejército.

Hamas y sus aliados dispararon cuatro cohetes y obuses de mortero hacia Israel, pero estos proyectiles no causaron heridos.

Los islamistas juraron victoria, pero dijeron que estaban dispuestos a estudiar iniciativas de tregua.

«Nos acercamos a la victoria», dijo Ismail Haniyé en una rara entrevista otorgada a la televisión. Este lí­der del Hamas dijo que los islamistas estaban dispuestos a «examinar en una forma positiva toda iniciativa que pueda poner un fin a la agresión y al derramamiento de la sangre de nuestros niños».

Una delegación del Hamas está participando en conversaciones en Egipto sobre una propuesta del presidente egipcio Hosni Mubarak respaldada por Occidente.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que partirá a Oriente Medio hoy, pidió a Israel y al Hamas que cesaran inmediatamente los combates, afirmando que «ya ha muerto demasiada gente».

El Consejo de Seguridad llevará a cabo consultas a puerta cerrada sobre la crisis hoy.

Los esfuerzos de paz se concentran en la propuesta egipcia de un alto el fuego inmediato para permitir que la ayuda humanitaria entre en la franja de Gaza, y se empiece a discutir la apertura de los pasos en la frontera de Gaza y la aplicación de medidas para impedir el contrabando de armas.

El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, de gira por Oriente Medio, viajará este martes a Israel para tratar de convencer a los dirigentes israelí­es de la necesidad de acordar lo antes posible un alto el fuego en la franja de Gaza, dijeron a la AFP fuentes de la delegación que lo acompaña.

El lunes, el primer ministro saliente israelí­ Ehud Olmert reiteró las exigencias del Estado hebreo: poner fin a los disparos de cohetes y evitar que el Hamas vuelva a armarse.

«Si se cumplen estas condiciones, nosotros pondremos fin a nuestra operación en Gaza», señaló, amenazando en caso contrario con «el puño de hierro del pueblo israelí­».

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, respondió acusando a Israel de querer «aniquilar» al pueblo palestino en Gaza, al negarse a detener su ofensiva militar.

Las agencias de ayuda advirtieron sobre el agravamiento de la crisis humanitaria en este territorio, donde la mayor parte de la empobrecida población de 1,5 millones de habitantes depende de la ayuda externa y ya sufrí­a luego de meses de un severo bloqueo israelí­.

Desde que Israel lanzó su operación «Plomo Endurecido», el 27 de diciembre, al menos 930 personas, incluyendo a 277 niños, han muerto, y otras 4.200 fueron heridas, de acuerdo con fuentes médicas de Gaza.

Durante el mismo perí­odo, diez soldados israelí­es y tres civiles perdieron la vida en los combates o por alguno de los 700 cohetes y obuses de mortero que los palestinos dispararon contra Israel.

ANíLISIS Difí­cil evitar ví­ctimas


El alto número de muertos civiles en Gaza es, según los especialistas, un elemento inevitable de este tipo de guerras en las que a uno, Israel, le acusan de bombardear indiscriminadamente, y a otro, Hamas, de esconderse entre la población.

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, consideró recientemente que es «muy difí­cil» para Israel evitar las ví­ctimas civiles en la franja de Gaza al ser «una zona densamente poblada», aunque no por ello estimó necesario interrumpir las operaciones.

Rice acusó a los combatientes del grupo islamista Hamas de esconderse en edificios no militares y de utilizar a los civiles como «escudos humanos».

Esta polémica surgió después de un ataque israelí­ hoy contra una escuela de la ONU en Jabaliya, en el norte de la franja de Gaza, donde intentaban refugiarse numerosos civiles y que costó la vida a 43 personas, según los servicios de urgencias palestinos.

«Es un debate estéril que se repite cada vez» que en una guerra se enfrentan un ejército y un grupo rebelde, explica el experto francés Gerard Chaliand, gran conocedor de las guerrillas, a las que ha estudiado de cerca.

«El Estado reprocha a los guerrilleros que se escondan entre los civiles, y tiene razón, pero los combatientes no tienen otra opción», explica.

«Si usted fuera Hamas se meterí­a en medio de la población civil para evitar que le liquiden, mientras que el ejército israelí­ intenta encontrar al combatiente», subrayó. «Sobretodo en este caso, Hamas no tiene otra salida, porque no tiene donde replegarse y está atrapado», concluye.

Según Jason Lyall, especialista en guerrilla e insurrección de la universidad norteamericana de Princeton, «aun con las mejores intenciones y la mejor tecnologí­a, es extremadamente difí­cil preservar a la población no combatiente de los ataques aéreos o de una ofensiva terrestre, especialmente en zonas urbanas densamente pobladas, como Gaza».

«Teniendo en cuenta el terreno de Gaza y su estrechez, es difí­cil imaginar como Hamas podrí­a evitar disparar en zonas pobladas», añadió.

Lyall considera que un grupo armado tiene tres ventajas al mezclarse con la población: «disuadir al enemigo de atacar, provocar pérdidas civiles que además de perjudicar el estatuto internacional del Estado crearán nuevos reclutamientos para la guerrilla e influenciar el debate en la opinión pública del Estado».

El analista minimiza las posibilidades de Israel de «separar a la guerrilla de la población (de Gaza, controlada por Hamas) utilizando una violencia extrema», una teorí­a que se ha pronunciado para justificar la inédita brutalidad de la ofensiva.

Sin embargo, esta opción, que «entre los militares generalmente se percibe como contraproducente», ha sido un éxito en varias ocasiones, afirma, citando como ejemplo la segunda guerra de Chechenia.

«El recurso del Estado a una violencia extrema, unido a su determinación por controlar el territorio, persuade a la población indecisa a alinearse junto a él y a rechazar a los rebeldes», asegura.

«Una estrategia de este tipo podrí­a tener posibilidades de éxito en Gaza si Israel hubiese decidido (…) tomar el control de la mayor parte o la totalidad del territorio», considera Lyall, porque «aunque haya pocas posibilidades, a largo plazo se puede producir una sublevación nacionalista, y para reprimirla se necesitarí­an niveles mucho mayores de violencia».