Apodado «el último sultán» o «el padrino» del cine francés, Claude Berri, fallecido ayer, a los 74 años de edad, era una gran figura del séptimo arte, como director y, sobre todo, como poderoso productor.
Claude Berri era asimismo un apasionado amante del arte y gran coleccionista de cuadros y fotos.
Claude Langmann, su verdadero nombre, nació el 1 de julio de 1934 en París, hijo de un peletero y una obrera.
Ejerció brevemente el oficio de su padre, pero asistió paralelamente a cursos de teatro y optó por ser actor, trabajando, entre otras películas en «Rue de l»Estrapade» (1952) de Jacques Becker y «Le blé en herbe» (El trigo verde, 1953) de Claude Autant-Lara.
Pero, como el éxito tardaba en llegar, el actor pasó a ser director, obteniendo un reconocimiento total ya con su primer cortometraje, «Le Poulet», realizado en 1962 y ganador del Oscar de la categoría en 1965.
Su primer largometraje, y una de sus más bellas películas, «El viejo y el niño» (1967), se inspira en su propia historia. En el plató, el joven cineasta provocó la ira de su principal actor, Michel Simon, «monstruo sagrado» del cine y el teatro francés, que le explicó que «Â¡nadie dirige a Michel Simon!».
Siguiendo con el registro autobiográfico, dirigió «Mazel Tov», «Le pistonné» (El enchufado), «Le cinéma de papa» (El cine de papá) y «Sex Shop», películas impregnadas de una ternura melancólica.
En 1983 obtuvo un gran éxito de público y de crítica con «Tchao Pantin» (Adiós pelele), en la que dio un papel dramático a Coluche, que era entonces el humorista más célebre de Francia y que sigue siendo, después de su muerte, un icono en el país. Coluche obtuvo por ese rol el César del mejor actor en 1984.
Dirigió después una serie de frescos de inspiración literaria o histórica, todos con gran éxito de taquilla: «Jean de Florette» (El manantial de las colinas), «Manon des sources» (La venganza de Manon), «Germinal», «Uranus», «Lucie Aubrac»…, en las que dirigió a no pocas estrellas del cine francés, como Gerard Depardieu, Emmanuelle Beart, Miou-Miou o Daniel Auteuil.
«Difficil en el rodaje» porque estaba «angustiado» a menudo, en opinión de la actriz Carole Bouquet, Berri era «un hombre triste capaz de ser alegre», según el director español Pedro Almodóvar, a quien le produjo sus primeras películas.
Como productor, todopoderoso en el mundo del cine francés, alternó películas populares y obras exigentes: «Tess» de Roman Polanski, «La infancia desnuda» de Maurice Pialat, «La reina Margot» de Patrice Chéreau, «La pequeña ladrona» de Claude Miller, «El Oso» y «El amante» de Jean-Jacques Annaud, o las dos primeras adaptaciones al cine del cómic Asteriz.
Recientemente, produjo «La graine et le mulet» (Couscous) del franco-tunecino Abdellatif Kechiche, César de la mejor película en 2008, y «Bienvenue chez les Ch»tis» (Bienvenidos al norte) de Dany Boon, el mayor éxito de taquilla del cine francés en 2008.
En 2003, publicó un libro autobiográfico, «Autoportrait», en el que evocaba los dramas de su vida: el suicidio de su primera esposa en 1997, la defenestración en 1998 de uno de sus hijos, el actor Julien Rassam, que quedó tetraplégico hasta su muerte en 2002, y sus depresiones.
En 2006, en el rodaje de «Juntos, nada más», su última película como director, sufrió un accidente cerebral que disminuyó sus capacidades. El actor Franí§ois Dupeyron le sirvió de asistente durante la filmación.
Coleccionista de arte desde los años 1970, amante del arte contemporáneo y de la fotografía, con una predilección por el pintor norteamericano Robert Ryman, abrió en marzo pasado en París el Espace Claude Berri, dedicado al arte.
«No sé que más puedo aprender en el cine, pero en la pintura aprendo cada día», dijo en 2003.
Compañero de la escritora Nathalie Rheims, Claude Berri era padre de tres hijos nacidos de dos uniones precedentes.