Mercosur envenenado


El Mercosur se prepara para una reunión extraordinaria en diciembre, en momentos que los cortes de puentes y el conflicto entre Argentina y Uruguay en torno a la construcción de una planta de celulosa envenenan las relaciones, y la frustración crece entre los socios menores del bloque.


La disputa entre Uruguay y Argentina genera problemas al Mercosur -que además integran Brasil, Paraguay y Venezuela- que no ha sido capaz de canalizarla «por inmadurez institucional» del bloque y «ausencia de liderazgo de Brasil», según estimó el analista uruguayo Felipe Arocena en declaraciones.

Los dos paí­ses rioplatenses están enfrentados por la instalación de una planta de celulosa de la empresa finlandesa Botnia en la ciudad uruguaya de Fray Bentos (300 km al noroeste de Montevideo), a orillas del limí­trofe Rí­o Uruguay, a la que Argentina se opone alegando motivos ambientales.

Ciudadanos de la ciudad argentina de Gualeguaychú iniciaron el lunes pasado un bloqueo por tiempo indeterminado en la cabecera del puente que une a esa ciudad argentina con Fray Bentos, en protesta contra la instalación de la pastera.

El verano pasado, prolongados bloqueos ocasionaron daños económicos que el gobierno uruguayo estima en 500 millones de dólares.

Ante ello, el gobierno uruguayo presentó un recurso y un tribunal del Mercosur falló en setiembre que los cortes fronterizos violaban el Tratado de Asunción, fundacional del bloque, que garantiza la libre circulación de bienes y personas entre los paí­ses miembro.

Pese a que consideró que «los cortes no van a poder sostenerse mucho en el tiempo», Arocena opinó que si ello ocurre «reactivarán el nacionalismo, sobre todo en Uruguay, cuya construcción histórica se hizo contra el centralismo de Buenos Aires, en demanda de mayor autonomí­a y libertad».

«Se está despertando el viejo sentimiento nacionalista de la Banda Oriental (nombre del territorio uruguayo antes de su independencia), lo que irí­a en contra de la integración», aseveró.

Hasta el momento Brasil ha intentado no involucrarse en el conflicto y ha sostenido, en sintoní­a con Argentina, que se trata de un problema bilateral, no del bloque, como afirma Uruguay.

Pero, consciente del daño que el diferendo causa a un proyecto de integración que ha registrado pocos avances, lo que ha generado frustración en Paraguay y Uruguay -los socios menores- Brasil comienza a dar señales de estar dispuesto a mediar si Buenos Aires y Montevideo lo piden.

En ese marco, Brasil, que actualmente ejerce la presidencia pro témpore del Mercosur, acogió un pedido uruguayo para realizar una reunión extraordinaria del Consejo del Mercado Común (CMC, máximo órgano del bloque integrado por cancilleres, ministros de Economí­a y titulares de bancos centrales) el 15 de diciembre en Brasilia, previo a la Cumbre de mandatarios, que fue aplazada para enero.

El canciller uruguayo, Reinaldo Gargano, afirmó enfáticamente esta semana que llevará el tema de los bloqueos fronterizos a la reunión del CMC, al tiempo que destacó la convocatoria extraordinaria del encuentro, algo que intentó sin éxito durante la presidencia pro témpore de Argentina, entre enero y julio.

El secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la cancillerí­a argentina, Alfredo Chiaradí­a, afirmó, antes de partir a Brasilia para una reunión del Grupo del Mercado Común (a nivel de coordinadores realizada este jueves y viernes), que «los temas de la agenda se establecen por consenso. Argentina no lo va a dar».

El catedrático en derecho internacional uruguayo Hebert Arbuet dijo en declaraciones a Concierto FM que será «difí­cil» que se discutan los cortes de ruta en la reunión del CMC, porque «si no es por consenso, no se puede tomar ninguna decisión en serio».

Además, el conflicto alimenta en Uruguay una visión pesimista sobre el Mercosur, que también impera en Paraguay.

Las autoridades de ambos paí­ses sienten frustración debido a las dificultades para acceder a los mercados de sus socios mayores, reducir las asimetrí­as, eliminar el doble cobro de aranceles, o la falta de convergencia macroeconómica, entre otros aspectos.