En promedio, 30%%%% de las familias que han recibido créditos del Fondo de Tierras (Fontierras) para la compra de fincas han abandonado los terrenos, ya que éstos no han llenado las expectativas de productividad.
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Durante los 10 años de funcionamiento del Fondo de Tierras (1999-2008), el mismo entregó 238 fincas en todo el país, empero muchas familias campesinas abandonaron las propiedades adquiridas por la institución, puesto que las mismas no han sido lo suficientemente productivas.
Luis Fernando Peña, gerente de Fontierras, consideró que los beneficiarios no supieron organizarse para conseguir una adecuada generación de cultivos.
También señaló que a raíz de ello, el resto de copropietarios deben sufragar la deuda económica. Actualmente, las familias que han tenido acceso a fincas con financiamiento de la institución le adeudan Q440 millones.
Peña informó que muchas de las tierras abandonadas se ubican en costa de Quetzaltenango, San Marcos y en las Verapaces.
El funcionario refirió que actualmente hay 80 fincas en proceso de renegociación del crédito; una de las principales razones es el abandono, ya que quienes quedaron con la deuda esperan lograr un trato preferencial.
También hay quienes no pudieron pagar a tiempo y tienen intereses en mora muy elevados «que no quieren pagar», otros que no están de acuerdo con el precio original de la compra y piden una rebaja, según Peña.
INCONFORMES
Organizaciones campesinas rechazan que la improductividad de las parcelas se ha ocasionado por su desconocimiento en el manejo de la tierra.
Rafael González, miembro de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), reiteró que muchas fincas que se otorgaron a los campesinos, «por un lado fueron sobrevaloradas, y por otro son tierras improductivas».
«Ellos creen que no podemos manejar la tierra, ni los recursos financieros, y creen que lo que hacemos es gastarnos el dinero en otras actividades; el subsidio que dan no es para ayudar a la producción, sino para pagar la finca», aseveró.
Asimismo, González criticó la escasa e inadecuada asistencia técnica que se les proporcionó, ya que, según dijo, apenas se envió a un ingeniero para que explicara a unas 30 familias cómo mejorar su producción.
En el municipio de Cahabón, departamento de Alta Verapaz, hay una finca llamada El Desconsuelo; para llegar allí no se puede entrar en vehículos, y se deben recorrer varios kilómetros a pie.
La tierra es improductiva, pero Fontierras la compró para la comunidad, que ha vivido en el sitio desde siempre, ya que lucharon por su obtención legal. Ellos se esforzaron para tener un terreno propio para vivir, pero la misma no tiene condiciones para generar su propia cosecha.
La finca Suchi III, localizada en Puerto Barrios, Izabal, fue adquirida por Fontierras, entre 1998 y 2000, pero cuando los campesinos que serían supuestamente beneficiados recibieron el certificado de propiedad, apareció otro dueño, quien trató de expulsarlos.
Además de continuar con la incertidumbre de la legalidad, los pobladores están enfrentados con el otro dueño.