Hace ya unas semanas en este mismo espacio cuestionaba «la libertad de expresión» en Guatemala y me sumaba a un grupo de periodistas al denunciar el acoso contra el columnista de elPeriódico Gustavo Berganza. Este hostigamiento se ha incrementado y por ello, un grupo de periodistas y columnistas hemos suscrito el siguiente comunicado:
cnavasdangel@yahoo.es
Hechos acaecidos en las últimas semanas nos han permitido observar con preocupación la incapacidad del Estado guatemalteco de garantizar la libertad de expresión y los derechos de la comunicación. Entre éstos destacamos:
1. La insistencia del Congreso en aprobar la ley de Frecuencias Televisivas, que prohibía la comercialización en los canales de televisión abierta 5 y 9, de la Academia de Lenguas Mayas y el Congreso de la República.
2. La aprobación de una ley que redujo en 66%% el pago de impuestos de importación de materiales a los canales de televisión abierta y sus empresas asociadas.
3. Los ataques a través de los noticieros de los canales 3, 7 y 13 en contra del periodista Gustavo Berganza, a raíz de un artículo suyo publicado en diario elPeriódico en el que señala las vinculaciones entre el usufructuario de dichas frecuencias televisivas y algunos diputados.
4. La debilidad que para el sistema democrático del país representa la concentración de los cuatro canales de televisión abierta en manos del empresario mexicano, íngel Remigio González y González.
Por lo anterior exigimos:
A los canales de televisión abierta, cesar de inmediato la campaña de hostigamiento y desprestigio en contra de Gustavo Berganza, lo que violenta el derecho de libertad de opinión, fundamental para el libre intercambio de ideas que debe sustentar a nuestra democracia.
Al Estado guatemalteco, realizar las acciones necesarias para restaurar y garantizar los derechos violados.
Al gobierno, integrar un grupo de trabajo, con participación de la sociedad civil, para abordar este tema y decidir respecto al sistema de otorgamiento de usufructos de frecuencias.
Al Congreso, cesar la aprobación de normativas casuísticas que sólo benefician a los cuatro canales de la televisión abierta y van en contra de una democracia funcional, con partidos representativos y comprometidos con los intereses ciudadanos.