Difícil establecer quién se comporta más como terrorista, si los palestinos o los israelitas porque cada una de las partes sostiene que libra una lucha por principios y en defensa de sagrados intereses. La historia nos demuestra que la calificación de terroristas es al final relativa porque quienes para unos son luchadores por la libertad o en defensa de su patria, para otros son simplemente agentes de terror.
Quienes propiciaron la independencia de naciones que hoy son libres mediante el uso de la fuerza, en su tiempo fueron condenados como terroristas por las metrópolis coloniales, no obstante lo cual hoy son respetados como próceres en la creación de sus propios países. Entre los palestinos los que recurren a las armas para reclamar su derecho a un Estado propio son exactamente iguales a quienes en los años cuarenta hicieron lo mismo en ese mismo territorio para crear el Estado de Israel. Esos pioneros judíos son admirados en su patria por la lucha que libraron en su momento y que valió para que el mundo pusiera atención al derecho que reclamaban.
Por ello es que a nuestro juicio no hay que perderse en este momento y debemos entender que hay un problema de fondo que reclama atención inmediata y es la necesidad de entender el planteamiento palestino que reclama su propio Estado. En todo el resto de consideraciones que se hacen, se pierde la verdadera perspectiva de la crisis que durante años se ha vivido en esa región del mundo y que seguirá causando violencia porque la comunidad internacional no se ocupa de lo esencial, de lo prioritario que es garantizar al pueblo palestino su derecho esencial a tener un Estado propio reconocido por todas las naciones.
Al fin de cuentas, la violencia terrorista de los grupos palestinos y del mismo Estado de Israel son hoy consecuencia del tema de fondo y por ello es que urge que las diferentes naciones adopten posturas que impulsen en el mismo seno de Naciones Unidas una decisión como la que en su momento creó Israel a expensas del territorio palestino.
Desafortunadamente existe una actitud irracional de complacencia con el terrorismo de una de las partes y no se condena por parejo la acción criminal de quienes usan la fuerza para imponer su criterio. Aun entendiendo que la ofensiva de Israel es resultado del problema político interno, debemos aceptar que eso se irá repitiendo a cada poco tiempo y que la única solución realmente efectiva será la equitativa creación del Estado Palestino. Guatemala, tan activa en la creación de Israel, debiera repetir ahora impulsando el complemento de lo que traerá paz en esa región.