Soberbio el artículo de Marcela Gereda, en elPeriódico, del 5 enero de 2009. Nos hacen reflexionar esos tres calificativos de Demetrio Cotjí: «…discontinuo, marginal, simbólico (así es) todo lo que se hace para mejorar la situación de los indígenas?»
Todo parece ser únicamente simbólico en Guatemala. Y, aún más: termina siendo mediático (pura palabrería) más propaganda que otra cosa. Y en el tema de la paz, esto es así: simbólico; porque fue hecho sólo para impactar a la comunidad internacional: como la firma de la paz de ílvaro Arzú, no del pueblo de Guatemala. ¿Tiene dueño semejante acto? Pues si, aquí si. Todo lo tiene.
A mí se me ocurre, después de tantos años, que el fracaso de esa paz del único gobierno del PAN, fue por la idea que tenían estos señoritos de instrumentalizar el proceso, para convertirla en un gran negocio, que nunca lograron transformarla. Ansiaban, digo yo, seguir los pasos de los ARENEROS salvadoreños, pero no lo lograron. Y no lo hicieron porque no hubo continuidad de gobierno, porque era una paz de papel, no de conciencia.
En esas fechas yo era Director de Guatemala Flash, y ílvaro Arzú y sus cuates nos declararon sus enemigos (a Francisco Pérez de Antón y a mí) por criticarlo abiertamente. Por criticar su prepotencia y arbitrariedad. Por venderle Telgua (Guatel) a los mexicanos y negociar las empresas del Estado, desmantelando aquella débil capacidad instalada, pero que a la postre resultó «su» gran negocio del fin de siglo XX. Y nosotros nos opusimos. Entonces «desaparecieron» nuestros medios.
Después, el pueblo se dio cuenta y no votó por su entonces candidato «El conejo» Berger, sino por Alfonso Portillo. Y esto, porque Arzú le puso trampa a su correligionario; según cuentan, estaba feliz que no hubiera ganado su aparente «delfín»… porque no podía ser igualado en su récord: alcalde y presidente. Hoy otra vez alcalde. ¡Ahora si nadie lo podrá igualar!
Pero en el fondo, los amigos de Arzú querían quedarse en el poder, gobernando sin límites. Y vieron en la Firma de la Paz, no el acto político de trascendencia que en realidad debía tener. Lograron convertir esa importante decisión, en la simple firma de un documento, como un gran show? pero no para finalizar el conflicto y acallar las armas. Se buscaba entrar al siglo XXI sin guerra interna, estrategia inteligente, hay que aceptarlo, pero no les funcionó. El PAN se resquebrajó y se le vino a bajo la imagen al partido de la supuesta paz? porque era una paz de papel, no de verdadera conciencia.
La guerrilla aprovechó el momento para reinsertarse a la vida socio-económica imperante y sigilosamente pactó su rendición en el papel, a cambio de que no lastimaran a sus dirigentes. Y también se perdieron en la nada, como políticos, en esa espesa bruma de la vida nacional, luego que amanecimos, tras la guerra de 36 años. Guerra trágica que sembró la muerte en todo el territorio nacional? y hoy la replica la violencia.
Seguramente a muchos no les gustarán estas líneas. Me vale. Creo que debido a esa intención manipuladora del gobierno del PAN, es que la PAZ no llegó a Guatemala. Porque era un gobierno de publicistas y mercadólogos, aprendices de políticos. Y no llegó porque no tenían la intención de profundizarla? había intención de comercializarla, de hacerla estandarte; «símbolo» nada más; aprovecharla por parte de los «señoritos» de siempre.
Por eso, tiene la paz ese sentido marginal y discontinuo, que Cotjí señala con total acierto y que Gereda retoma con esa calidad literaria y de profunda reflexión que evocan todas sus valientes columnas. ¡Feliz 2009! ¿Arranque de macho viejo con pereza, desconfianza y desgano? Si ¿y a quién no? Des-esperanza total, confieso ser apocalíptico.