Europa se queda sin gas


Un empleado local controla la válvula y la presión del gas. El problema con el monopolio de gas ruso y Ucrana ha generado varias reducciones del servicio. FOTO LA HORA: . AFP ATTILA KISBENEDEK

El conflicto del gas entre Rusia y Ucrania golpeó el martes de lleno a los paí­ses de Europa central y oriental, que experimentaron fuertes reducciones e incluso algunos un corte total del aprovisionamiento de gas ruso.


En momentos en que las temperaturas bajaron considerablemente en toda Europa -llegando hasta -26º C en el este de Alemania- paí­ses como Austria, República Checa, Polonia, Bulgaria, Eslovaquia, Hungrí­a, Rumania, Croacia, Macedonia, así­ como Grecia y Turquí­a, advirtieron que sus aprovisionamientos de gas habí­an sufrido importantes recortes.

Austria preveí­a recibir sólo un 10% de su suministro habitual, según el gigante energético OMV.

Todos estos paí­ses se verán obligados a recurrir a sus reservas para compenser la brutal reducción del abastecimiento de gas ruso, del que dependen en diversas medidas.

República Checa anunció que según informaciones proporcionadas por el gigante del gas ruso Gazprom el suministro a Praga disminuirí­a el martes en más de un 70%.

Polonia afirmó estar recibiendo solamente el 15% del gas ruso que transita por Ucrania, y Macedonia y Croacia aseguraron que su suministro habí­a cesado totalmente, como también ocurrió en Bulgaria.

Eslovaquia indicó que declararí­a el estado de emergencia, tras registrar una caí­da de 70% de las entregas de gas ruso.

En Hungrí­a, la unidad de tranmisión del gigente de la energí­a MOL afirmó que sus entregas se verí­an reducidas en un 27%, es decir que el paí­s recibirí­a 30 millones de m3 de gas ruso a través de Ucrania en lugar de los 38 millones de m3 que recibe habitualmente.

«Sin alerta previa y en clara contradicción con las garantí­as dadas a la Unión Europea por las máximas autoridades rusas y ucranianas, el aprovisionamiento de gas a algunos Estados miembros ha sido cortado de manera sustancial. La situación es totalmente inaceptable», afirmó la presidencia checa de la Unión Europea (UE) en un comunicado.

«La presidencia checa de la UE y la Comisión Europea piden que las entregas de gas a la UE sean restablecidas de inmediato y que las dos partes reanuden inmediatamente las negociaciones para alcanzar un acuerdo definitivo en su litigio comercial», añadieron las instancias europeas.

También Alemania llamó, a través de su ministro de Economí­a Michael Glos, a la reanudación de las negociaciones entre Rusia y Ucrania. Glos debí­a recibir durante el dí­a al vicepresidente de Gazprom, Alexandre Medvedev, que efectúa una gira por Europa para defender el punto de vista ruso.

En declaraciones efectuadas desde Londres a las agencias de noticias rusas, el ejecutivo de Gazprom acusó a Ucrania de haber causado los problemas de aprovisionamiento cerrando durante la noche tres de los cuatro gasoductos que transportan el fluí­do procedente de Rusia.

«El resultado es que desde esta mañana los volúmenes de gas entregados a nuestros socios de la Unión Europea se vieron divididos por siete», afirmó.

En Kiev, el director de la compañí­a pública ucraniana de gas Naftogaz, Oleg Dubina, anunció por su parte que el jueves viajará a Moscú para reunirse con su hómologo ruso Alexei Miller.

Rusia cortó su suministro de gas al mercado doméstico de Ucrania el 1 de enero como parte de un contencioso debido a retrasos en los pagos y desde entonces ha acusado a Ucrania de desviar ilegalmente el gas que transita por su territorio hacia otros paí­ses de Europa.

Ucrania desmiente haber robado gas ruso y acusa a Rusia de crear esta crisis.

La Unión Europea depende de Rusia para obtener una cuarta parte de su consumo total de gas -el 40% de sus importanciones-, el 80% del cual transita por Ucrania.

La empresa ucraniana Naftogaz fue la primera en anunciar a primera hora del martes la drástica reducción de las entregas, que cayeron a 92 millones de m3/dí­a, respecto a los 221 millones de m3 entregados el lunes.

Este conflicto hace temer que se repita la situación de 2006, cuando un diferendo ruso-ucraniano similar habí­a perturbado fuertemente el abastecimiento de varios paí­ses de Europa.