Las fiestas de fin de año propician en las personas actitudes y formas de ser y pensar diferentes. Se busca convivir en armonía con quienes nos rodean y se trata de respirar un ambiente de tranquilidad.
A muchos este efecto de la época también nos contamina de falsas verdades. Se nos hace creer que la paz es una actitud individual, y que basta con no agredir en ningún sentido a nadie. Y en este estado mental de «paz», nos olvidamos de nuestro entorno.
Y así, mientras algunos disfrutan sus momentos de esparcimiento, nuestro mundo es un territorio en el que una gran cantidad de personas agoniza. La paz de la que muchos hablan, sencillamente no existe en territorios como Palestina, donde en estos momentos se está sufriendo un genocidio.
Las últimas noticias publicadas indican que hay más de trescientas personas muertas en la Franja de Gaza tras los bombardeos cometidos por el Ejército Israelí y el régimen sionista de ese país.
Algunos medios independientes también señalan que en la zona de Gaza, donde habita un millón y medio de palestinos que se mantiene bajo ocupación militar -financiada por Estados Unidos-, desde hace 40 años, tiene dos años sufriendo un bloqueo por parte de Israel que ha vedado su derecho al empleo y a realizar actividades comerciales fuera de ese territorio. Muchas personas no tienen comida, no tienen acceso a servicios médicos ni medicina, tampoco tienen servicio de alcantarillado y les han cortado sus fuentes de electricidad. La población de Gaza depende casi por completo de la ayuda humanitaria, señalan las publicaciones.
Esta población víctima de los ataques del régimen sionista de Israel, está comprendida en un 50% por personas menores de edad. En una publicación electrónica, un poblador de Gaza señala: «Nos estamos muriendo lentamente y nadie hace nada para evitarlo».
A sólo 72 kilómetros de esta ciudad, se encuentra Belén, sitio recordado como aquel en que tuvo lugar el nacimiento de Jesús, y donde se dio origen a las fiestas que hoy celebramos.
Más que amargarse y no sentir esperanza, la idea es que las ilusiones que estas fechas nos despiertan -como individuos- se conviertan en sueños colectivos por un mundo de paz. Una paz, que no llega, sino que se construye, y que en una sociedad que se ha globalizado en muchos sentidos -aunque pareciera que sólo en lo económico- hechos como los de Palestina nos debieran de incumbir.
Además, como nación que vivió el genocidio de sus pueblos, lo que acontece en Palestina debe conmovernos profundamente.
Invito a acercarse a los desgarradores hechos que acontecen en este rincón del mundo, fuera de fanatismos religiosos o políticos, que llevan incluso a buscar justificación a tantas muertes. Sugiero un sitio alternativo con información detallada que difícilmente encontrarán en los diarios. Es el siguiente: www.laestrellapalestina.org
En este año que termina, agradezco a La Hora y sus lectores por permitirme dar un aporte al debate público.