Pese a que Egipto está acusado de complicidad con Israel, continúa trabajando en forjar una tregua con Gaza.
Acusado de complicidad con Israel por el Hamas palestino, el Hezbola chiita libanés y la oposición egipcia, el régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak contempla continuar su mediación para obtener un cese el fuego y una nueva tregua entre grupos palestinos e Israel.
El jefe del movimiento chiita libanés Hezbola, Hasan Nasrala, llamó ayer al pueblo egipcio a salir «por millones» a la calle para forzar la apertura del paso de Rafah entre Egipto y la Franja de Gaza.
Los responsables de Hamas, por su lado, acusan a Egipto de asfixiar a Gaza para estrangular su movimiento e imponerle una reconciliación con el Fatah de Mahmud Abas.
Y mientras continúan los ataques aéreos de Israel en la Franja de Gaza, que dejaron al menos 312 muertos, Egipto se dispone a organizar el miércoles una reunión extraordinaria de cancilleres de la Liga írabe para intentar dar una salida al conflicto.
El canciller egipcio Ahmed Abul Gheit insistió este lunes, de visita en Ankara, en la necesidad de instaurar un alto el fuego entre Israel y los movimientos palestinos para luego reanudar «una tregua que debería propiciar una reapertura de los puntos de paso entre Gaza e Israel».
Egipto ya consiguió con su mediación una tregua de seis meses entre Israel y Hamas, concluida el 19 de diciembre, que los islamistas no quisieron renovar acusando al Estado hebreo de mantener su bloqueo contra Gaza.
Pese a la virulenta guerra verbal contra Egipto, el jefe de la Yihad Islámica, Ramadan Challa, dijo el domingo que los movimientos palestinos de Gaza están «dispuestos a considerar positivamente una reconducción de la tregua, pero no bajo las condiciones de Israel».
«Tenemos dos exigencias: un alto el fuego y un levantamiento del bloqueo» impuesto a Gaza desde que el territorio pasó bajo control de Hamas en junio de 2007, dijo Challa a la cadena Al Yazira.
Los dirigentes de Hamas, interrogados por la prensa árabe, destacaron también que «no aceptarán las condiciones israelíes» de cara a una nueva tregua.
El fondo del problema entre el régimen de Mubarak y «los radicales» del mundo árabe, que según los diplomáticos egipcios están manipulados por Irán, reside en la negativa egipcia de abrir permanentemente el paso de Rafah, única vía por la que pueden circular alimentos y mercancías hacia Gaza a raíz del bloqueo israelí.
Egipto insiste en que su posición responde al acuerdo que fija las modalidades de funcionamiento del paso de Rafah, tal como fue firmado por la Autoridad Palestina, Israel y la Unión Europea en 2005.
Sin embargo, tal y como reconoció recientemente Mustafa el Feki, un influyente diputado del Partido Nacional Demócrata de Mubarak, «Egipto no puede tolerar un emirato islámico en su frontera oriental»; más aún teniendo en cuenta que los fundadores de Hamas proceden de los Hermanos Musulmanes, principal fuerza opositora en Egipto.