DESDE LA REDACCIí“N
Hay algo en común entre los guatemaltecos en estos días del ocaso del 2008, y es el consejo al gobernante para que dentro de sus propósitos del nuevo año pida más sabiduría para encontrar el camino exacto de solución a los grandes problemas cotidianos.
La campaña presidencial terminó hace ya más de un año, y la vida real despertó para ílvaro Colom el 14 de enero del 2008 y ahora que estamos a punto de terminar su primer año de gestión, se ha dado cuenta que las cosas no eran tan fáciles como parecían.
En la tribuna digital de este vespertino, los lectores recuerdan a cada poco esa gloriosa promesa de campaña en donde el equipo verde de la paloma blanca aseguraba, juraba y perjuraba que tenían en una carpeta la receta, añejada en ocho años de campaña política, de cómo devolverle la tranquilidad a los guatemaltecos y poner sobre el escenario la fórmula de llevar a Guatemala por el andén del progreso.
Hoy, que estamos por concluir este primer año, las dudas han comenzado a ocupar la mente no sólo de sus opositores, sino también de aquellos que creyeron en las promesas de campaña y hoy, aunque lejos aún, comienzan a ver la currícula de los rostros que se perfilan a jugarse el pellejo en la próxima contienda electoral. El eterno ciclo de descontento que se repite cada cuatro años.
Algo tuvo que fallar en el cálculo de la programación del partido verde y luego de concluir el primer año de gobierno, en los escritorios de los estrategas, la experiencia tiene que pesar para que los siguientes tres años se vaya cuajando su legado en la sociedad.
Mientras tanto, el 2008 cierra con cifras alarmantes que desnudan la crisis de seguridad que se ha alcanzado. Decenas de pilotos muertos, presencia y dominio del narcotráfico en el país, asaltos, robos y asesinatos a la orden del día.
Cabe también señalar, que el siguiente año tendrá el efecto de la crisis económica que apretaría los bolsillos de los guatemaltecos, que ya sintieron lo que pasa cuando no hay previsión de los Estados para enfrentar las malas decisiones políticas y económicas de sus gobernantes; eso mismo fue reconocido por los presidentes latinoamericanos en la pasada Cumbre Iberoamericana en Sal Salvador, en donde coincidieron en la búsqueda de un modelo propio alejado del sistema capitalista determinado por los indicadores de las grandes naciones que determinan el rumbo de las economías globales.
En todo caso, también es cierto que no se puede juzgar con tan sólo un año de gestión a un gobierno, pero, con un sistema político de cuatro años, cada día debe significar un paso importante en la generación de oportunidades para la población.
Mañana, ojalá que la decisión de gobierno de incrementar el salario mínimo para que riga en el 2009, no sea un decreto que se pierda en una broma del Día de los Santos Inocentes.
POR REDACCIí“N LA HORA
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