Un día después de las legislativas holandesas, del triunfo parcial de los democristianos del primer ministro Jan Peter Balkenende, y sobre todo del fortalecimiento de los antiliberales, que se sitúan en tercer lugar, parecía difícil hoy que se formase una coalición de gobierno.
«Una vez más somos el primer partido (…). Cuatro años de esfuerzo han sido recompensados y esto me hace sentir orgulloso», declaró Balkenende, al tiempo que reconoció que «los resultados electorales son complicados», previendo un «rompecabezas».
Según los resultados completos provisorios, diez partidos serán representados en el Parlamento, donde los conservadores que integraban el antiguo gobierno no podrían formar solos una nueva coalición.
El laborista PvdA aparece como uno de los grandes perdedores, con 10 diputados menos que los que tenía en la antigua legislatura. Wuter Bos, líder de los laboristas, manifestó la noche del miércoles su «decepción».
Una «gran coalición» democristiana (CDA)/laboristas (PvdA), el tipo de gobierno más frecuente en Holanda desde la guerra, no parecía matemáticamente segura.
La suma de escaños logrados por el CDA (41) y por los laboristas del PvdA (32), hizo que el pequeño partido Unión Cristiana (6 escaños), evocara un gobierno de coalición con estas tres agrupaciones.
La victoria más espectacular en estos comicios corresponde al Partido Socialista (PS), una formación antiliberal que logró 26 escaños, en lugar de los 9 en el parlamento saliente.
Comentando este triunfo, el editorialista del diario Volkskrant (izquierdas) escribió: «la victoria es para los que hicieron la política de oposición más clara (…). No es un tampoco una casualidad si son también los partidos que el año pasado hicieron campaña fructífera contra la Constitución europea».
El PS hizo campaña contra las reformas económicas y sociales, contra la Constitución europea en 2005, pero también contra los laboristas, a los que acusa de condescendencia respecto al liberalismo.
«Holanda mostró que quiere un gobierno más social y más humano», señaló triunfalmente el líder del PS, Jan Marijnissen, de 54 años, un ex obrero y sindicalista que es una de las figuras políticas más populares del reino.
«Es el caos», «ganó el partido anarquista», comentó por su parte el ministro saliente de Finanzas, Gerrit Zalm, del partido liberal (VVD) que obtuvo 22 escaños en lugar de los 28 que tenía en el antiguo parlamento.
La campaña para esta legislativas estuvo centrada esencialmente en las cuestiones socio-económicas.
La inmigración, la integración y las tensiones intercomunitarias, temas que alimentaron los debates después del asesinato del líder populista Pim Fortuyn en 2002 y del cineasta Theo van Gogh por un fanático musulmán en 2004, estuvieron casi completamente ausentes.
Todos los partidos parecen estar de acuerdo en restringir la inmigración como lo hizo la controvertida y popular ministra Rita Verdonk. No obstante, su perdió 6 diputados y sólo contará con 22 en el nuevo parlamento.
Geert Wilders, que era diputado del VVD y formó el Partido de la Libertad, logró que este fuese la única agrupación populista y adversario de la inmigración en la nueva legislatura, con 9 diputados, uno más de los que tenía la lista también populista de Pim Fortuyn, que no consiguió elegir ninguno.
Según la Constitución holandesa, Balkenende presentó el miércoles la dimisión de su gobierno a la reina Beatrix, que encargó al gabinete saliente la administración los asuntos en curso.