El Nobel portugués José Saramago presentó este martes en España «El viaje del elefante», nueva novela escrita bajo el influjo de un «temblor de tierra» sufrido por el escritor durante una grave enfermedad que ha revolucionado su lenguaje.
«El viaje del elefante», que en España va por la segunda edición, es la última obra del escritor de 86 años, escrita después de una grave neumonía a finales de 2007 y comienzos de año que vivió como una «dura experiencia» y le hizo sentirse «una especie de muerto en vida».
La novela se basa en un hecho histórico, el viaje de un elefante llamado Salomón desde Lisboa hasta Viena, regalo del rey Juan III de Portugal a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, en el siglo XVI, narrado por una profesora de portugués al autor hace unos 10 años en el restaurante «El elefante» de Salzburgo.
«Me di cuenta de que se parece mucho a la vida humana, porque nosotros tampoco sabemos muy bien adónde nos llevan», explicó en una conferencia de prensa en Madrid el Nobel de Literatura 1998, que vive desde hace años en la isla de Lanzarote, en el archipiélago español de Canarias.
Pero a pesar de ello «es un libro de un 95% de imaginación, de invención constante», y la obra «donde la capacidad inventiva del autor está más clara», según Saramago, que lo dedica a su esposa y traductora, Pilar del Río, quien «no dejó que muriera» durante su enfermedad.
El escritor, que tras promocionar su «cuento» en Lisboa y Sao Paulo viajó a España, donde la tercera edición saldrá a la venta próximamente, aseguró que en su nuevo libro, donde no faltan el humor y la ironía, no hay «ni una sola palabra» en la pueda descubrirse la influencia de su reciente enfermedad.
Pero «en esta enfermedad mía algo pasó, una especie de temblor de tierra que ha traído a la superficie sedimentos antiguos», que le han llevado a utilizar un lenguaje viejo y a la vez nuevo tan importante en la obra como el contenido, según el autor de «La caverna», «El evangelio según Jesucristo» y «Ensayo sobre la ceguera», llevada recientemente al cine por el brasileño Fernando Meirelles.
«Mi propia experiencia personal, contenida en esos sedimentos lingí¼ísticos, ha dado la vuelta» y «los sedimentos antiguos dicen: yo sigo vivo, por tanto úsame, ponme en tu historia», explicó.
El lenguaje del libro «ha sorprendido al autor mismo, que se ha preguntado de dónde ha venido esto». Por eso concluye que «no habría podido escribirlo antes».
Al tiempo de llegar a Viena, Salomón, el elefante, muere, y poco después le cortan las piernas delanteras y con ellas fabrican unos paragí¼eros, relata el propio autor.
«Lo que me ha llevado a escribir este libro no ha sido el viaje, sino ese final: las patas cortadas»; «es un elefante pero podría haber sido una vida humana»: una «indignidad», aunque «lo peor son los atentados contra la dignidad mientras uno está vivo», concluye.
Por ejemplo, la destrucción de empleos como consecuencia de la crisis económica «es un crimen financiero contra la humanidad que debería ser llevado a juicio», y «los responsables son conocidos», condenó Saramago, que volvió a definirse como un «comunista hormonal».
El escritor se reconoce «suficientemente lúcido para entender que» no escribirá «muchos libros».
Pero su compromiso político sigue vivo y después de haber repartido la semana pasada 200.000 ejemplares de la Declaración de los Derechos Humanos a través de su fundación con motivo de su 60º aniversario, en su blog, estrenado recientemente, arremetía este mismo martes contra el presidente estadounidense saliente, George W. Bush, y aplaudía el episodio de los zapatos que le lanzó un periodista iraquí.
José Saramago.