Entre la muchedumbre de un supermercado de la ciudad de México, Juan de la Fuente llevaba recostada su cabeza en el hombro de su madre, mientras esta lo cargaba entre sus brazos.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Por el tamaño del muchacho se podría calcular que talvez tendría 15 años de edad.
Mucha gente murmuraba sobre la actitud de la dama y hasta le calificaban de insensata por cargar con semejante bulto; mientras el niño no tomaba en cuenta el esfuerzo que suponía para su mamá el transportarlo así.
Pero sus voces se acallaron, al observar que el joven era paralítico y ciego.
Aquellas personas admiraron a esa mujer que, además de darle la vida al pequeño, le prestaba sus piernas y su amor maternal.
EL AMOR VERDADERO ES CAPAZ DE DARLO TODO PARA SIEMPRE