Duelo en Bikfaya


una mujer llora al ver el paso del cortejo fúnebre.

«Es el Ví­a Crucis de los cristianos, y a través de la familia Gemayel, de todo el Lí­bano», suspira May Akl, una habitante de Bikfaya, tras la llegada de los restos del ministro asesinado Pierre Gemayel al feudo familiar.


Recibido al son de las campanas de las iglesias por una multitud de miles de personas que lloraban en silencio, los restos de Gemayel, ministro de Industria antisirio asesinado ayer a los 34 años, llegaron hoy a su pueblo natal cristiano.

Como señala la tradición, salvas de armas automáticas al cielo y gritos acompañaron al féretro a su arribo a Bikfaya, un poblado ubicado en la montaña de Metn, al este de Beirut.

Luego la multitud, recogida, se reunió en silencio en torno a la casa familiar rodeada de cedros, situada al pie del pueblo repleto de retratos del difunto.

Cargado en hombros de los miembros del partido cristiano Kataeb (Falange), el féretro, envuelto en la bandera blanca con el cedro libanés, fue recibido por un tronar de aplausos al entrar en su hogar natal. Dentro, monjes maronitas salmodiaban en sirí­aco.

Ubicados en las partes altas del pueblo, varios hombres dispararon con sus armas automáticas para saludar el paso del cortejo.

El hermano de Pierre, Sami, de 26 años, con el rostro visiblemente descompuesto, se ubicó cerca del ataúd junto a su tí­a, Arzé. Todo alrededor, los religiosos rezaban.

Sami abrazó a su primo, Nadim Bachir Gemayel, de 24 años. El joven Nadim, cuya hermana Maya fue asesinada en 1980 a los 18 meses y cuyo padre, Bachir Gemayel, fue asesinado en 1982 tras haber sido electo presidente, se mantiene derecho, el rostro impasible. «Los que mataron a mi padre acaban de reaparecer, pero no lograrán asesinar al Lí­bano», afirmó.

Pierre Gemayel, de 34 años, es el cuarto miembro de familia Gemayel asesinado. Su prima Maya fue asesinada en un atentado con coche bomba que tení­a como blanco a su padre, Bachir. También fue asesinado otro de sus primos, Fuad Assuad.

Bachir Gemayel fue asesinado en 1982, un mes después de haber sido electo presidente de la República, por un miembro del partido nacional social sirio (PSNS), organización libanesa paramilitar prosiria.

«Como lo hicieron anteriormente, los Gemayel quieren garantizar el relevo, porque en ello se juega el futuro del Lí­bano», afirma Nadia, una habitante de Bikfaya.

En 1982, Amin Gemayel fue electo presidente de la República en reemplazo de su hermano asesinado. Junto a su familia, recibe ahora las condolencias de la clase polí­tica y de los ciudadanos de a pie que desfilan sin cesar por la residencia familiar.

«Llenaron sus cuerpo de balas. Lo destrozaron», se lamenta con los ojos bañados en lágrimas la madre de la ví­ctima, Joyce.

Amin Gemayel, de 64 años, tiene los ojos enrojecidos. La emoción se apodera de la concurrencia cuando Ghassan Tueni, gran figura de la prensa libanesa, entra al salón y abraza al jefe del clan Gemayel.

Estallan las lágrimas. «Â¿Hasta cuándo en este paí­s los criminales forzarán a los padres a enterrar a sus hijos?», se pregunta uno de los presentes.

Gebran Tueni, periodista, diputado antisirio, hijo de Ghassan Tueni, fue asesinado el 12 de diciembre de 2005. Y desde ahora, en la plaza de los mártires, en el corazón de Beirut, el retrato de Pierre Gemayel se une al de Gebran Tueni, que cubre la fachada del diario An Nahar.

En ambos afiches figura la misma frase: «Mártir caí­do por la independencia del Lí­bano».

Congoja

Los sectores antisirios de Lí­bano se aprestan a enterrar mañana al ministro de Industria Pierre Gemayel, cuyo asesinato el martes sumió al paí­s en la congoja mientras el Consejo de Seguridad de la ONU autorizaba la creación de un tribunal para juzgar a los asesinos del ex primer ministro Rafic Hariri.

Lí­bano observa desde hoy tres dí­as de duelo en homenaje al ministro cristiano maronita de 34 años, asesinado cerca de Beirut en el último atentado de una serie que tomó como blanco a personalidades antisirias.

Las celebraciones previstas hoy para el 63º aniversario de la independencia de Lí­bano fueron anuladas, pero los aliados de Gemayel, que consideran que Siria es responsable de dicho atentado, homenajearon a su «mártir caí­do por la independencia» del paí­s, en el marco de las profundas divisiones entre pro sirios y antisirios.

Los restos del ministro fueron recibidos hoy por una multitud de simpatizantes en Bikfaya, feudo de la familia Gemayel en el corazón de las montañas libanesas, antes del funeral previsto mañana a las 13H00 (11H00 GMT) en la catedral San Jorge de los Maronitas, en el centro de Beirut.

El féretro, cubierto con una bandera blanca estampada con el cedro del Lí­bano -emblema del partido de las Kataeb (falanges) del ex presidente Amin Gemayel, padre del ministro asesinado- llegaron a bordo de una carroza fúnebre hasta el pueblo en duelo, decorado con los retratos de Pierre Gemayel.

Varios cientos de personas contemplaron el paso del féretro al son de las campanadas de las iglesias, y le lanzaron arroz y pétalos de flores mientras estallaban en llantos de cólera y dolor.

Los partidarios de Pierre Gemayel esperan transformar su funeral en una demostración de apoyo al gobierno del primer ministro Fuad Siniora y contrarrestar la pulseada iniciada por la oposición prosiria para ganar más influencia en el gobierno.

Unas horas después del asesinato, denunciado de forma unánime por las grandes capitales occidentales y por la ONU, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el proyecto de creación de un tribunal internacional para juzgar a los responsables del asesinato de Rafic Hariri.

Ese homicidio, perpetrado el 14 de febrero de 2005 en Beirut unos meses después de la ruptura con Damasco, precipitó el final de tres décadas de tutela siria sobre el Lí­bano.

Funcionarios sirios y libaneses fueron acusados del crimen, según los informes de una comisión de investigación de la ONU.

El proyecto de tribunal internacional reclamado por la ONU y por el gobierno libanés despertó fuertes divisiones entre el sector pro sirio y la mayorí­a antisiria, en el poder desde las elecciones de 2005 que siguieron al atentado.

Saad Hariri, hijo de Rafic Hariri, acusó el martes a Siria de querer «matar a todo hombre libre» en el Lí­bano, mientras el primer ministro, Fuad Siniora, prometió que «los asesinatos no aterrorizarán» a los actuales dirigentes del paí­s.

Siria, por su lado, condenó un «crimen que apunta a desestabilizar a Lí­bano».

Pierre Gemayel, casado y padre de dos hijos, fue asesinado a balazos mientras conducí­a su automóvil sobre la ruta a Jdeideh, en el norte de Beirut.

Tres hombres le obligaron a detener el coche antes de abrir fuego, y le dispararon en la cabeza, relató un testigo. Un guardaespaldas de Gemayel también fue asesinado en el atentado.

Ministro y diputado de la mayorí­a parlamentaria antisiria, Pierre Gemayel es hijo del ex presidente Amin Gemayel (1982-1988) y sobrino del ex presidente electo Bachir Gemayel, asesinado en 1982.

Este nuevo atentado ocurre en momentos en que la oposición pro siria lleva a cabo una pulseada para ganar una mayor influencia en el gobierno, luego de la ofensiva militar de Israel contra el poderoso movimiento chií­ta libanés Hezbolá en julio y agosto.

Hezbolá estimó el martes que el asesinato de Gemayel busca «empujar a Lí­bano hacia el caos y la guerra civil».

Seis ministros pro sirios, entre ellos cinco chiitas del Hezbolá y del movimiento Amal, ambos apoyados por Siria, renunciaron recientemente al gabinete.

Oficialmente, las renuncias fueron provocadas por el fracaso para crear un gobierno de unidad en el cual la oposición exige ampliar su influencia.

Pero la mayorí­a antisiria considera que fueron provocadas por el acercamiento de la fecha de instalación del tribunal internacional sobre el asesinato de Rafic Hariri.