En muchos pueblos, aldeas y ciudades de Guatemala se celebra durante el mes de diciembre, la fiesta de la Virgen de Concepción. Esta celebración da lugar a múltiples expresiones populares de extraordinario colorido, riqueza artística y profunda significación.
Así, en el pueblo de Concepción Ciudad Vieja, departamento de Sacatepéquez, la aludida festividad cobra esplendor inusitado. Se inicia el seis de Diciembre con el convite. Después del mediodía, los personajes que participarán en las danzas-dramas recorren el mismo itinerario que seguirá el rezado de la Virgen del día ocho.
A la caída de la tarde del siete de Diciembre, en la víspera del día de Concepción, tanto en Ciudad Vieja como en el resto del país, se procede a la quema del diablo. A las seis «en punto», frente a las puertas de las casas, se incineran grandes promontorios de basura (hojas secas, papeles, chiriviscos, paja y viruta, entre otros objetos). Los fogarones tienen la virtud de ahuyentar al diablo y purificar el hogar. Es el triunfo del bien sobre el mal. Después de la quema del diablo la población se apresta a celebrar la Inmaculada Concepción de María y más tarde las posteriores fiestas de fin de año.
Desde muy temprana hora de la mañana del ocho de Diciembre, día mayor de la fiesta de Concepción en Ciudad Vieja, el pueblo se congrega en el atrio de la iglesia y en la plaza principal. Los regidores de la cofradía de la Virgen hacen estallar a cada instante cientos de fuegos pirotécnicos, actividad que se intensifica una vez concluida la misa de diez. La quema de pólvora llega a tal punto que una espesa cortina de humo cubre la plaza y el templo. En el 2004 se consumieron simultáneamente quinientas bombas voladoras, cohetes de vara y dieciséis granadas.
Inmediatamente, y siempre ante el atrio de la monumental iglesia barroca del siglo XVIII, se reúnen los bailadores de las danzas-dramas tradicionales: la danza de los veinticuatro diablos y el baile de la conquista.
La danza de los veinticuatro Diablos o La Legión constituye una promesa a la Virgen de Concepción y se presenta cada siete años. En el 2004 se adelantó la fecha de su representación, que tocaría en el 2007, por un milagro que la Virgen de Concepción le hizo al director de la danza, don Braulio Camargo.
Cada diablo caracteriza e individualiza un pecado: la lujuria, la explotación, los políticos, la bebida, la gula, etcétera. A estos personajes se suman el ángel de la guarda, el alma y la muerte. Los bailadores portan un instrumento musical con el cual acompañan la danza y el recitado de los parlamentos. La orquesta está integrada por tres guitarras, dos zambumbias, cuatro quijadas de res, un acordeón, dos chinchines, un triángulo, dos panderetas y un juego de castañuelas. La música, de evidente carácter tradicional afroamericano, sirve de base a un patrón coreográfico más o menos fijo, sobre el cual cada bailador improvisa libremente. Los diablos se mueven marcando un círculo y formando columnas al ritmo de sus instrumentos musicales. Frente al personaje principal, el diablo mayor, recitan sus parlamentos.
Los ensayos previos a su representación comienzan muy temprano en Ciudad Vieja. Desde el mes de agosto los bailadores se reúnen cada domingo, después de las cuatro de la tarde, en la escuela de la localidad. Don Braulio Camargo, quien es el ensayador y entusiasta del grupo, guarda con celo los originales de la Danza. Se encarga de copiarlos y entregarlos a cada bailador así como de dirigir los ensayos.
Don Braulio con sus originales, una vez cumplida su función en Ciudad Vieja, recorre Sacatepéquez organizando la Danza y ofreciendo representaciones en las fiestas de Concepción en Jocotenango y San Miguel el Escobar, entre otros poblados del departamento. Simultáneamente con la danza de los diablos y frente a la casa parroquial, se desarrolla el baile de la Conquista. Con la entrada de la noche, sale del templo el rezado de la Virgen de Concepción. La procesión recorre las estrechas y tortuosas calles del pueblo. La presiden dos indios músicos. Uno tocando el pito de caña y otro el tamborón.
El recorrido del rezado se interrumpe de trecho en trecho con las representaciones de las logas en honor a la Inmaculada. La loga o loa es una pieza dramática escenificada por actores populares en tablados fijos. Deriva directamente del teatro misionero practicado durante los siglos XVI y XVII. Una vez sincretizado y readaptado, este tipo de teatro tiene hoy plena vigencia en Guatemala. Con temas profanos o religiosos, los actores de logas llevan a escena la vida cotidiana del lugar en donde viven. Toda loa culmina invariablemente con una alabanza a la Concepción de María y tiene una duración aproximada de veinticinco minutos. En el 2005 se representaron durante todo el recorrido del rezado de Ciudad Vieja, cuatro loas, un desafío y un sainete. Los personajes principales de estas loas eran el indio, el diablo, el alcalde, el administrador de finca y el patrón.
En este pueblo, don Rodrigo Martínez Flores, barbero de profesión, es entre otros el encargado de escoger a los actores, copiar los originales y ensayar la representación. Durante la actuación don Rodrigo se desempeña como regidor de escena y como apuntador. Asimismo es el representante de su compañía con la cual recorre todos los años los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Guatemala actuando en rezados y fiestas patronales. Avanzadas las horas de la madrugada del día siguiente, la Virgen llega por fin al atrio del templo. Es en este momento cuando el pueblo tributa a su patrona le último homenaje, que consiste en una nueva explosión de fuegos pirotécnicos.
Este año fueron quemados cinco toritos y varias docenas de granadas encargadas especialmente a las coheterías de Sumpango, en el departamento de Sacatepéquez. Además se quemaron cientos de cohetes, bombas voladoras y cohetes de luces, adquiridos por la cofradía de la Virgen en el pueblo de Mixco, departamento de Guatemala.
Los toritos persiguen al pueblo que huye de sus cohetillos, canchinflines y escupidores. Concluidos los fuegos pirotécnicos, la Virgen entra al templo y el pueblo se retira al descanso. Entre tanto, las celebraciones populares de la Concepción en Ciudad Vieja, se prolongan durante ocho días más, hasta la octava, festividad que reviste el mismo esplendor del día principal. Sólo entonces se suspenden las fiestas de la Inmaculada en espera de otro diciembre para brillar con igual entusiasmo.
Nueva Guatemala de la Asunción,
9 de Diciembre de 2008