Exportan modelos de orquestas


Gustavo Dudamel, el conductor de la Orquesta del Centro Juvenil para la Orquesta, en una presentación en Los íngeles, California, en donde están interesados en replicar este modelo. AFP Robyn Beck.

Cientos de caritas atentas, todas con los rasgos raciales de la exclusión en Los íngeles: niños latinos y negros que este fin de semana ensayaron por primera vez con su nuevo «superhéroe», el director venezolano Gustavo Dudamel, exportador del sistema musical para los pobres.


«Quiero ver sus capas de superhéroes, quiero que vuelen con el poder de esos instrumentos», lanzó el joven Dudamel ante un centenar de niños pobres, que el sábado estuvieron bajo las órdenes de quien es el nuevo director de la Orquesta Filarmónica de Los íngeles (California, oeste), donde empezó a consolidarse el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles que creó Venezuela en 1975.

Clarinetes, violines y trompetas en manos y boca, niños de siete a 11 años entonaron primero la Sinfoní­a No. 5 de Beethoven (finale) ante varias interrupciones del director que sacudiendo sus rulos negros para detener el ensayo les corrigió «porque sonaban a un globo desinflándose», y otras tantas veces celebró sus pequeños logros: «Â¡Si siguen así­ llegarán lejos!».

Una vez terminada esta pieza, en la sala del Expo Center, un remozado centro deportivo del ala pobre de la ciudad que fue sede de los Juegos Olí­mpicos de 1932, se oí­an tantos aplausos como padres, periodistas, camarógrafos y millonarios filántropos moqueando con los ojos empapados.

«Â¿Se da cuenta usted de este milagro? Esto es muy bonito, ¿quién iba a decir que mi Casandra llegarí­a hasta aquí­?», comentó Marí­a a la AFP, con la voz entrecortada una vez terminó la música que contó con la viola de su niña de 11 años.

Marí­a, dio su apellido pero aclaró luego que es una mexicana indocumentada, desempleada por ahora, que lleva más de 10 años en Estados Unidos y que vive junto a su esposo, Casandra y otro hijo de seis años, en el barrio obrero de South Central.

Desde este sector de la ciudad, frecuentemente reseñado en la prensa por muertes de inocentes por balas perdidas a raí­z de las batallas pandilleras, Marí­a viaja tres veces a la semana 40 minutos en un autobús para llevar a su hija a los ensayos en el Expo Center, «y tal como dice el contrato que firmamos, cuidamos el instrumento, la llevo a todas las clases y nos preocupamos de que ensaye en la casa al menos 20 minutos todos los dí­as».

La impresión de Marí­a el sábado al ver el ensayo de su hija bajo las órdenes de Dudamel, se expresó en lágrimas y ovaciones de decenas de padres que acompañaron a sus hijos a este evento en el que casi todos los niños terminaron pidiendo un autógrafo o una foto con el director de orquesta de 27 años.

«Estoy feliz de estar aquí­, ustedes me recuerdan a mis comienzos. Yo también empecé como ustedes en una orquesta pequeñita en mi ciudad de Barquisimeto», dijo el director antes de sorprender a los niños anunciándoles que el próximo ensayo de esta orquesta juvenil incipiente en Los íngeles será en el Disney Concert Hall, la sala de concierto de la Filarmónica concebida por Frank Ghery.

Con un ritmo pedagógico de estí­mulo puro, alejado de aquella educación rí­gida asociada a la enseñanza de disciplinas clásicas, Dudamel siguió el ensayo con Can Can de Offenbach, «la que más me gusta practicar», aclaró Christopher, un chico de 10 años con el contrabajo en mano.

«A mí­ ésta también me encanta y queremos enseñarle todo lo que hemos avanzado», dijo de su lado Javier Vivar, «trompetista» desde mayo de este año y que a sus 10 años tiene a su instructor, David Pittel, con la boca abierta por su potencial; «es que tengo mucho aire aquí­», apuntó Javier, gordito, mientras señalaba su panza.

«Â¡Quiero sentir un terremoto aquí­!», vociferó ante la orquesta en formación Dudamel, que cada tanto preguntó en español ¿cómo se dice en inglés…? y algún alumno o representante le sopló la frase traducida.

«Esta energí­a, esta oportunidad es algo inexplicable para nosotros los pobres. No nos están cobrando nada y nos están dando demasiado», dijo Marí­a.

Javier y Christopher, uno latino y otro negro, lo único que tení­an claro después del fin de semana es que «cuando sea grande quiero ser como Dudamel pero tocando trompeta», dijo el primero mientras el segundo apuntó: «ahora Gustav es mi superhéroe».

MODELO Inspiración


Estados Unidos se está impregnando del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela como medio de superación de las clases marginadas, y la Filarmónica de Los íngeles, bajo la dirección del venezolano Gustavo Dudamel, está llevando la batuta de este plan.

Bajo la denominación de YOLA (Orquesta Juvenil de Los íngeles, por sus siglas en inglés), la Filarmónica de esta ciudad de California (oeste) prevé instalar en ocho a 10 años entre tres y cinco orquestas juveniles inspiradas en el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV), ganador este año del premio Prí­ncipe de Asturias de las Artes 2008.

«Nuestra visión para YOLA es crear un movimiento de orquestas juveniles en Los íngeles en el cual todos los estudiantes que quieran aprender a tocar un instrumento y participar en una orquesta lo puedan hacer», explicó el fin de semana a la prensa Deborah Borda, presidenta de la Filarmónica de la ciudad.

Borda viajó hace dos años a Caracas para conocer de cerca este proyecto y donde se reunió con el fundador venezolano José Antonio Abreu, «quien me dijo «empieza pequeño, piensa en grande»», contó.

«La Orquesta Juvenil EXPO Center es nuestro pequeño milagro y de pequeños milagros vienen grandes milagros», apuntó emocionada Borda poco después de que un centenar de niños tuvieran su primer ensayo con Dudamel, en una sala humilde del centro de la ciudad.

Mientras en Venezuela el sistema se desarrolló desde 1975 bajo el auspicio del Estado, consolidándose hasta el dí­a de hoy con más de 250.000 niños, en Los íngeles se está empezando con tres socios comunitarios.

Uno de los implicados en el plan es Harmony Project, una organización sin fines de lucro que desde 2001 apadrina escuelas en sectores pobres de la ciudad para involucrar a los estudiantes en la música clásica.

En Los íngeles, una de las ciudades más ¨tercermundista¨ de Estados Unidos, con serios problemas sociales, marcadas brechas económicas entre clases sociales y una mala educación pública, el proyecto de Harmony empezó con 30 jóvenes.

Hoy hay más de 200 niños inscritos en el plan Yola del Expo Center desde que la Filarmónica anunció esta iniciativa a principios de 2007, en conjunto con el Departamento de la Ciudad de Recreación y Parques, que brinda los espacios para las clases y The Harmony Project, que cuenta con maestros de música y gracias a donaciones consigue los instrumentos para los menores de entre 7 y 16 años.

«El proyecto no se puede convertir en una fábrica de música, de lo que se trata es de acercar a la gente hacia la música y en ese camino muchos de estos muchachos tendrán la oportunidad de ser grandes músicos, otros irán a otras profesiones, pero tendrán la sensibilidad de conocer otros horizontes», explicó Dudamel, que a sus 27 años, se encarga de que este plan se concrete en la ciudad donde ya dirige su Filarmónica.

Otras ciudades estadounidenses en las que se están tomando iniciativas similares, todas inspiradas «en el milagro del maestro Abreu», como dijeron las autoridades culturales en Los íngeles, son Florida, Chicago, Denver, Boston y Nueva York, donde en barrios pobres como Harlem o el Bronx, está prevista la llegada de este plan armado de violines, violonchelos, y contrabajos.