Ya Chávez y Lula Da Silva están celebrando la caída del imperio y del neoliberalismo, pues con la debacle económica que están sufriendo los Estados Unidos, parecería el fin de esta poderosa nación.
Una nación con políticas tan definidas a largo plazo, donde el imperio de la ley no es el rey, con intereses comerciales en todo el mundo, no puede caer por tener que invertir $700 mil millones en solventar una crisis, solución a la que muchos se oponen porque dicen que eso es socializar una deuda de los que privatizaban las ganancias.
Concepto correcto a nivel individual y de algunos que añoran doctrinas que destruyen la riqueza de los pueblos, que cuando se acaba lo que había para repartir vienen las crisis, medio siglo y un poquito más ha sido a veces el tiempo necesario para que los pueblos se quiten la venda de los ojos.
No puede un país dejarse derrumbar por que si toma medidas correctivas puede favorecer también a los que en cierta forma son responsables de las crisis, pues pensar de esa forma es únicamente de personas de una mente obtusa, sin un criterio de nación y que no le importa que si el sistema se derrumba, no solo serán afectados los ejecutivos, sino 350 millones de habitantes.
Las consecuencias de esta crisis será beneficiosa para el imperio, pues en lugar de debilitarlo, al final saldrá fortalecido, pues los errores que se cometieron serán corregidos y el sistema mejorado. Aunque la crisis podría durar un par de meses o más su recuperación será un hecho con el paso del tiempo todo volverá a la normalidad.
Aunque la reunión de Chávez y Lula Da Silva según pregonan ellos, es una celebración, en el fondo es una pesadumbre lo que sienten, pues al entrar el mundo en recesión aunque sea temporal, no habrá aquel consumo loco de derivados del petróleo, que mientras más dure la crisis mas excedentes habrán y los precios llegarán a los $80 o menos, dañando a los países productores que no economizaron cuando los precios les fueron muy favorables.
Entre los países más golpeados por esta crisis si se prolonga estaría Rusia y Venezuela, siendo que si eso se da así, lo que ellos llaman celebración se convertirá en velorio por la muerte de Petrocaribe, lo cual será la debacle para los presidentes que se han estado gastando a manos llenas los recursos que les ha prestado ese organismo.
El dinero mueve conciencias y hasta el presidente Arias solo habla bellezas del presidente Chávez.