El presidente mexicano Felipe Calderón espera ser recordado como el presidente que «sí afrontó al crimen.
El mandatario mexicano Felipe Calderón cumple ayer dos años de gestión embarcado en una guerra frontal contra la delincuencia organizada en México que ya ha dejado más de 4.500 asesinatos desde enero, un combate por el que espera ser recordado en el futuro.
«Puedo ser recordado como el presidente que sí le hizo frente a la criminalidad y que no cerró los ojos y miró para otro lado como quizás en otras ocasiones se solía hacer», dijo Calderón ayer en una de las entrevistas televisivas que ofreció.
El mandatario consideró «muy fuerte (la cifra de muertos) pero esas ejecuciones no dependen de la acción del gobierno fundamentalmente. Derivan de una lucha encarnizada que están teniendo los criminales disputándose los territorios» para el tráfico de droga hacia Estados Unidos.
Calderón tiene una aceptación de más de 65% entre los mexicanos, según encuestas publicadas ayer por los principales periódicos mexicanos, pese a que también el 50% de los encuestados tienen la percepción de que los carteles del narcotráfico están ganando la batalla al gobierno.
El mes en que el mandatario mexicano tomó posesión declaró la guerra al crimen organizado que había empezado a imponer su ley en varias ciudades del país, especialmente en la frontera norte, donde además entró en colusión con corporaciones policiacas locales.
Desde entonces, más de 36 mil militares fueron enviados a las calles con el objetivo de enfrentar a los carteles del narcotráfico que buscan controlar las rutas de trasiego de la droga hacia Estados Unidos, así como la producción y mercado en el territorio nacional.
«Veo claramente que la estrategia que está puesta en práctica para afrontar la delincuencia va avanzando y está funcionando», aseguró el mandatario, quien sólo concede entrevistas muy puntualmente.
Ahora hay «más presupuesto y más elementos de seguridad y, en términos políticos, ha sido una estrategia efectiva porque la opinión pública está volcada al tema, pero es un error porque ha costado vidas y no ha resuelto el problema», dijo por su parte, Aldo Muñoz, investigador de la Universidad Iberoamericana (UIA).
Sin embargo, una serie de incidentes registrados en 2008 conmocionaron a los mexicanos, como el hallazgo en septiembre de 24 personas ejecutadas en un parque nacional cercano a la capital, la decapitación de 12 hombres en agosto en Mérida (este) y un atentado contra la población civil que dejó 8 muertos el 15 de septiembre en Morelia (occidente), entre otros.
Al menos una decena de funcionarios del más alto nivel en la fiscalía general y en la Secretaría de Seguridad Pública han sido detenidos y están bajo investigación por estar presuntamente implicados con los carteles de la droga.
«La «Operación Limpieza» sólo empieza. Ha tenido momentos muy importantes, lamentables ciertamente, pero a final de cuentas pienso que es mejor hacerlo. Poner la casa en orden, barrer las escaleras de arriba para abajo», dijo Calderón.
El presidente también señaló la muerte a principios de noviembre en accidente aéreo de su ministro de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, como el peor momento de estos dos años «sin dudas».
También reconoció por primera vez que pensó que este accidente fue producto de un atentado contra Mouriño o contra un ex fiscal antidrogas, quienes murieron en el percance junto a otras 13 personas.
«Francamente, en el primer momento, como muchos mexicanos, pensé que pudo haberse tratado de un atentado. Era inevitable tener esa hipótesis en la cabeza», admitió.
Para 2009 el panorama se complicará con una elección en puerta que renovará la Cámara de Diputados, proceso en el que el especialista augura que el Partido Revolucionario Institucional (PRI, que gobernó entre 1929 y 2000) regresará con fuerza para desbancar al oficialista Partido Acción Nacional en varios estados del país.