En contraposición a la máquina de escribir, el papel carbón y las hojas amarillentas, herramientas del escritor aniquiladas por la informática, las nuevas tecnologías representan una oportunidad para el libro impreso y no una tumba, aseguraron expertos en literatura en internet.
Uno de los temas que se discute en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (oeste de México) es el futuro del libro impreso ante las nuevas tecnologías a través de las cuales es cada vez más frecuente el comercio de los llamados «ebooks», o libros digitalizados en línea.
Hoy de hecho se lanza en la FIL la mayor librería digital en español en internet, con más de 7 mil títulos con derechos de autor, es decir de publicación reciente y que promueve la mayor cadena de librerías en México y Publidisa, una firma de digitalización editorial.
«En los últimos años ha crecido espectacularmente el comercio de literatura por internet hasta alcanzar cifras de millones de dólares y las expectativas de los fabricantes de hardware y software es que va a crecer muchísimo más en los años sucesivos», comentó Luis Francisco Rodríguez, director general de Publidisa.
Rodríguez, un ejecutivo del buscador de internet Google y un escritor y librero mexicano participaron en una conferencia sobre el futuro de la industria editorial en papel frente al desarrollo de nuevas tecnologías.
Una de las discusiones en la mesa es si el libro en papel, con su tinta y sus hojas que con el paso del tiempo se vuelven amarillentas y permiten subrayar y hacer apuntes al lector para hacerlo participe de la obra, están condenados a desaparecer.
«Habría que preguntarles a los «nativos digitales». Me confieso inmigrante (del mundo digital) y no renunciaría a los libros. En las encuestas sobre el tema, nadie quiere renunciar a sus volúmenes en papel, al olor de la tinta, a tenerlos guardados en sus bibliotecas», dijo Ricardo García Mainau, el librero mexicano.
Según Rodríguez, la ola de los libros digitalizados vía internet arrancó en 2004-2005, y si bien en 2006 el interés de los ciber-lectores disminuyó, para 2007 creció nuevamente y a partir del verano boreal de 2008 inició un franco avance de los «ebooks».
El avance de los consumidores de ciber-libros ha crecido también de la mano de las editoriales que buscan comerciar sus libros vía internet, pero no sólo para ventas de ejemplares en papel a nivel nacional e internacional, sino también para la digitalización de grandes títulos,
«Ya hay mucha sensibilidad hacia estas tecnologías de la digitalización de libros. Antes se le veía como una amenaza que para derrotarla había que ignorarla no hablando de ella. Ahora, desde las firmas muy grandes hasta las muy pequeñas ven una oportunidad en el comercio digital de libros», dijo Rodríguez.
Otras de las preocupaciones manifestadas en esta mesa de discusión y entre el público asistente fue la piratería de libros en internet, facilitada por las tecnologías en informática, cada vez más accesibles y económicas.
«La piratería no se puede combatir por sí sola. Habría que pensar en un modelo de comercialización en el que el potencial usuario pueda escoger entre comprar una edición digital con derechos de autor a menor precio que si pagara en papel», dijo de su lado Marco Marinucci, gerente de estrategias de desarrollo de Google.
Para Ricardo García Mainou, este tipo de circulación pirata debería considerarse como un gasto adicional de publicidad porque mientras más circula el libro, más se habla de él y aumenta sus ventas en el sector formal.
«Pero a fin de cuentas, quizá nos podamos aventurar a consultar textos en línea, pero no a leer una novela en la computadora. Hasta hoy no hay nada que sustituya a la tecnología perfecta que es el libro», concluyó el librero mexicano.
Luis Francisco Rodríguez
director general de Publidisa