EL HIJO MíS CRUEL


El joven Medardo Vera, tan presumido como pobre, accedió a visitar la lujosa casa de unos compañeros suyos del prestigioso colegio en el que, gracias a una beca humanitaria, cursaba sus estudios.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Como el muchacho se avergonzaba de su origen humilde, habí­a inventado una serie de historias en las que se hací­a aparecer como un rico heredero de una encumbrada familia.

Precisamente, estaba a mitad de una de esas mentiras cuando detuvo intempestivamente la narración; la empleada doméstica de esa vivienda se acercaba a él con evidentes intenciones de saludarlo.

Ella era su madre, quien con ese oficio sostení­a el hogar, quien, cuando su hijo la ignoró como a una desconocida, tuvo que dirigirse a la cocina a llorar la ingratitud y la hipocresí­a de su propio vástago.

EL QUE SE AVERGíœENZA DE SU MADRE, NIEGA LO MíS SAGRADO.